Este artículo se publicó hace 14 años.
Un heredero espera una fortuna del remate de un Klimt "perdido"
El miércoles, cuando un paisaje poco común de Klimt se subaste en Sotheby's, los vendedores no serán la única parte interesada.
También Georges Jorisch, nacido en Viena en 1928 y que ahora vive en Montreal, seguirá de cerca la venta en Londres, ya que espera hacer una buena fortuna si la pintura se vende tan bien como se espera.
La casa de subastas calcula que "Kirche in Cassone" alcanzará entre 19 y 29 millones de dólares (entre 13 y 20 millones de euros), en uno de los casos más señalados de los últimos años de arte desaparecido durante la Segunda Guerra Mundial que se devuelve a sus legítimos propietarios.
Jorisch desciende de una adinerada familia judía que poseía el Klimt antes de que fuera confiscado por los soviéticos o los nazis durante la guerra, sólo para reaparecer décadas más tarde en una exposición.
Tras años de negociaciones entre Jorisch, los propietarios actuales -que han insistido en permanecer en el anonimato- y Sotheby's, la obra será subastada y las ganancias se dividirán entre ambas partes. Además, Sotheby's se lleva un 12 por ciento de comisión sobre cualquier precio por encima de las 500.000 libras (unos 572.000 euros).
"Cuando una pintura está en una colección privada, probablemente ha cambiado de manos varias veces, así que casi tienes dos víctimas", comentó Lucian Simmons, responsable de restituciones en Sotheby's.
"Aquí encuentras que a menudo hay espacio para el acuerdo cuando dos personas han sido agraviadas", añadió. Por lo general, apuntó, aconseja a los clientes evitar los pleitos por los grandes gastos que suponen.
Jorisch desciende de la familia Zuckerkandl, que en 1913 compró la pintura directamente del artista.
Viktor y Paula Zuckerkandl murieron sin descendencia en 1927, así que el Klimt fue para la hermana de Viktor Amalie, la abuela materna de Jorisch. Ella y la madre de Jorisch, Mathilde, murieron en el Holocausto. Jorisch y su padre, sin embargo, huyeron de Viena en 1938.
Ese mismo año, Amalie contrató el almacenaje de sus pinturas con una empresa de transportes, pero cuando el padre de Jorisch localizó las cajas en 1947, estaban vacías. La empresa de transportes acusó a las tropas soviéticas, pero podría haber sido obra de los nazis.
El rastro del cuadro se perdió hasta 1962, cuando reapareció en una exposición para después cambiar de manos varias veces y volver a exponerse en una muestra durante 2002 y 2003.
Según Sotheby's, los nazis almacenaron unos cinco millones de objetos en minas, castillos y otros depósitos entre 1939 y 1945, y millones de las piezas se devolvieron en la posguerra.
Las grandes casas de subastas investigan las obras por si fueran objeto de disputas, y varias han sido devueltas a sus propietarios originales una vez probado que se adquirieron de forma ilícita.
En 2008, Sotheby's vendió obras devueltas o en las que herederos y propietarios habían llegado a un acuerdo por valor de 90 millones de dólares, cifra que descendió a sólo 16 millones en 2009.
Es probable que 2010 supere esa suma gracias al Klimt y a una obra de un maestro holandés del siglo XVII, vendido por un judío alemán al líder nazi Herman Göring a cambio de la seguridad de su familia, y que se vendió por 6,8 millones de dólares el mes pasado.
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