Este artículo se publicó hace 16 años.
La hija de Fritzl no se rebeló porque su padre amenazó con matarla con gas
La Policía austríaca reveló hoy que el "carcelero de Amstetten" pudo haber amenazado a su hija y sus hijos-nietos, encerrados en un zulo subterráneo bajo su casa, con introducir gas en caso de que intentaran rebelarse en su contra.
Helmut Greiner, portavoz de la Policía local, dijo hoy a la prensa que el técnico electricista jubilado Josef Fritzl, de 73 años, advirtió a su hija Elisabeth, a quien mantuvo encerrada y sometió a violaciones durante 24 años, de que, si a él le "ocurría algo", el calabozo subterráneo se llenaría de gas.
Este es sólo el más reciente de los detalles macabros de este caso, que ha conmocionado al mundo entero y que es considerado el delito más grave en la historia de Austria.
Además, una cuñada del acusado denunció hoy en una entrevista a un diario local que Fritzl habría bajado "todas las mañanas a las 09.00 al sótano, supuestamente para dibujar unos planos para unas máquinas que quería vender".
"A veces también pasaba toda la noche allí. Ahora sabemos por qué", agregó la cuñada de Fritzl, en referencia a las sistemáticas violaciones sufridas por Elisabeth, de 42 años.
"Josef era un déspota. Siempre lo he odiado", agregó en declaraciones al periódico "Österreich" y destacó que hace 40 años Fritzl fue encarcelado por violación a una mujer, "y eso cuando ya tenía cuatro hijos con mi hermana".
El jubilado, que permanece en prisión preventiva, confesó tras su detención el sábado pasado ser el padre de los siete hijos de Elisabeth nacidos en el sótano en condiciones infrahumanas, de los que uno murió a los tres días.
Por otra parte, Fritzl viajó al menos dos veces a Tailandia de vacaciones y dejó a su hija sola durante semanas en el zulo subterráneo con tres de sus hijos.
Eso es al menos lo narrado por un amigo suyo alemán que le conocía desde 1973 y que le acompañó dos veces a ese país asiático, informó el diario germano "Bild Zeitung" en su página de internet.
El jubilado Paul H. cuenta, además, que estuvo en tres ocasiones en la casa de Fritzl en Amstetten (a 130 kilómetros de Viena), la última vez en 2005, cuando se sentaron en la terraza y notó que a los otros tres niños, hijos del incesto del padre con la hija y que había adoptado el matrimonio, se les había prohibido ir al sótano.
Según el rotativo gratuito "Heute", los investigadores austríacos han centrado las pesquisas en un viaje de Fritzl a Pattaya, una playa tailandesa conocida por su abundante oferta sexual, entre el 6 de enero y el 3 de febrero de 1998.
En esas fechas, de acuerdo con la reconstrucción actual de los hechos, su hija se hallaba cautiva con tres hijos en el calabozo, cerrado herméticamente con una puerta maciza de acero y hormigón.
Mientras, los alrededores de la llamada "casa de los horrores" en la calle Ybbsstrasse 40 se convirtió hoy, una vez más, en punto de encuentro para reporteros de todo el mundo, pero también para visitantes del exterior.
"Estábamos de paso hacia Viena, cuando vimos que nos encontrábamos cerca de Amstetten y decidimos venir a ver este lugar", relató a Efe Gertrud Heine, una turista de Berlín.
"Estamos horrorizados por esta historia. ¿Cómo puede ser que en el siglo XXI un ser humano pueda hacer algo así? No es un problema sólo de Austria, esto puede pasar en todas partes", dijo la mujer.
Y es que el posible daño para la imagen de Austria en el exterior se ha convertido en una preocupación incluso en la alta esfera política de la república alpina, a tan sólo un mes del inicio de la Eurocopa de fútbol que se celebrará en Austria y Suiza.
Con motivo de las festividades del Día del Trabajo, el canciller federal austríaco, Alfred Gusenbauer, aseguró hoy que su Administración "no va a permitir que todo el país, toda la población sea tomada como rehén por un criminal despiadado".
"Vamos a defender la imagen de nuestro país, queridos amigos", exclamó el jefe de Gobierno socialdemócrata en un mitin en Viena.
Por otra parte, un grupo de guardias privados vigila hoy la entrada al hospital donde están ingresadas siete de las víctimas, ante los reiterados intentos de fotógrafos y reporteros de entrar en la clínica, indicó el portavoz del "holding" de los centros sanitarios regionales de Baja Austria, donde está Amstetten, Klaus Schwertner.
Los guardias de un servicio privado garantizarán la seguridad de Elisabeth Fritzl y de seis de sus hijos, además de su madre Rosemarie, esposa de Josef.
Según el portavoz, entre otros incidentes, el martes un equipo de televisión logró entrar "hasta el edificio de la dirección" del hospital Amstetten-Mauer, donde las víctimas son atendidas por un equipo de médicos y psicólogos desde su liberación, el pasado fin de semana.
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