Este artículo se publicó hace 12 años.
Hollande cumple su promesa y subirá los impuestos a los más ricos
Los franceses con rentas superiores al millón de euros tributarán un 75%
En Francia, los ricos también pagan. La promesa del presidente galo, François Hollande, va adelante: los ciudadanos que tengan rentas superiores al millón de euros tendrán que entregar al fisco tres cuartas partes del dinero que exceda de ese millón de euros.
El encargado de anunciar que el líder socialista cumplirá ha sido el primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, quien confirmó en la Asamblea Nacional que su Gobierno pretende aplicar una imposición especial a las rentas más altas. Fue una declaración de intenciones no obligatoria ante el Parlamento, pero en la línea de lo expuesto por Hollande en campaña electoral.
Reforma fiscal, sí, pero que no afecte sólo al francés de a pie. Por ello, Ayrault dejó claro que durante este año habrá novedades en materia fiscal y que, a la hora de tocar los impuestos sobre la renta, se aplicarán principios "más justos" para que los tributos resulten "más progresivos". Una medida en dirección contraria a las del presidente español, Mariano Rajoy, que evitó que los que más tienen carguen con una parte de las consecuencias de la crisis económica.
"Las rentas del capital serán gravadas igual que las rentas del trabajo", señaló el primer ministro, quien reconoció que en los últimos años Francia "se ha debilitado económicamente y degradado socialmente", aunque a su juicio "no es tarde para actuar y tener éxito". Si el crecimiento económico se situase en el 1% del PIB, el país necesitará un esfuerzo aún mayor de rigor presupuestario, advirtió en un informe el Tribunal de Cuentas. Para cumplir con los objetivos de déficit con esa cifra, se precisará ahorrar hasta 33.000 millones de euros más.
Ahora, el objetivo del Gobierno pasa por la reducción del déficit público, hasta en el 4,5% del PIB en 2012. Un anuncio que llega después de que el Tribunal de Cuentas advirtiera el lunes en un informe de que harán falta recortes suplementarios de gastos de hasta 10.000 millones adicionales este año para cumplir esa meta. El primer ministro indicó que su Gobierno trabaja, además, con el objetivo de crecimiento económico "del orden del 1,2%" en 2013.
No a la austeridadEl Gobierno francés busca una reorientación de la UE, de manera que abandone la opción a favor de la austeridad en detrimento del crecimiento. Así, Ayrault pidió en la Asamblea Nacional que se recupere la "audacia" en la construcción comunitaria. "Ha llegado la hora de reorientar el proyecto europeo", afirmó, satisfecho por los acuerdos obtenidos en el reciente Consejo Europeo.
"La opción de los dirigentes europeos de generalizar la austeridad sin abrir la perspectiva del crecimiento reforzó las dudas" de los ciudadanos, dijo Ayrault, quien afirmó que Hollande "ha hecho mover las líneas" esenciales de la política europea. Por ejemplo, la aprobación del paquete de medidas a favor del crecimiento de 120.000 millones de euros en el Consejo Europeo.
"Las naciones no desaparecerán", subrayó el jefe del Gobierno galo, quien agregó que "no se diluirá nuestra identidad". No obstante, añadió, "en un contexto de mundialización, nuestro futuro está indisolublemente unido al de nuestros vecinos, con quienes compartimos una cultura y un modelo social". Y resaltó que "la relación franco-alemana ocupa en este sentido un lugar central (...) La historia nos ha dado una responsabilidad particular".
Eje París-BerlínAyrault afirmó que Francia y Alemania están "abiertos a los otros países de la Unión Europea, que piden legítimamente su parte de iniciativa en la decisión", pero "nuestros dos países permitirán avanzar a Europa". El primer ministro envió una advertencia hacia los Estados emergentes, como China, y opinó que la UE deberá defenderse de las "prácticas comerciales desleales" y exigirá "el respeto de las normas sociales o medioambientales y el acceso recíproco a los mercados".
El primer ministro destacó que China y otros países emergentes mantendrán durante algún tiempo una mayor competitividad que los europeos por su menor coste de trabajo, pero justamente por eso la UE tiene que actuar para "proteger los empleos de nuestros trabajadores y nuestras capacidades de producción".
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