Este artículo se publicó hace 15 años.
"A la hora de saltar al largo vi que estaba solo"
El guionista testimonia en 'La vergüenza' los problemas de una pareja de treintañeros que se plantea devolver a su hijo adoptado
Málaga ha apostado sus mejores cartas a la ópera prima de David Planell, cortometrajista y autor de un gran número de guiones para cine y televisión.
Autor de Carisma corto por el que consiguió una nominación a los Goya en 2004 y guionista de la aclamada Siete mesas de billar francés, Planell testimonia en La vergüenza los problemas de una pareja de treintañeros (Alberto San Juan y Natalia Mateo) que se plantea devolver al niño peruano que habían adoptado.
Es su primer largometraje y ha sido seleccionado para inaugurar, hoy, la XII edición del Festival de Málaga.
¿Qué es La vergüenza?
La vergüenza es el miedo. Los personajes de la película llegan a momentos de terror emocional. Todos experimentan momentos en los que les da vergüenza lo que tienen entre manos. Es un sentimiento muy común, tanto en las grandes cosas inconfesables como en lo aparentemente insignificante. La vergüenza es miedo, con un componente social.
La película transcurre en un solo día. ¿Por qué decidió rodarla como si ocurriera a tiempo real?
Casi a tiempo real. Me gusta mucho el formato de las acciones comprimidas, porque la vida te pone dilemas, según optas por un camino u otro. Me interesa la necesidad de decidir en ese instante, la urgencia. También es un homenaje a David Mamet y Arthur Miller, que retrataban a personajes encapsulados física y emocionalmente. Ahora, como reacción, quiero que mi próximo proyecto transcurra durante... unos 28 años.
La vergüenza habla de los conflictos que surgen en una pareja que se cuestiona si va a ser capaz de cuidar de su hijo. ¿Los personajes reflejan a una sociedad infantilizada?
Alberto San Juan y yo nos entendimos bien porque acabamos de cumplir los 40, una edad en la que tienes que tomar decisiones. Tus limitaciones te dan vértigo, el tiempo no es eterno y tienes que crecer. No es fácil. Además, el personaje de Alberto tiene un carácter un poco infantil.
El origen de la crisis entre la pareja parece estar en la desconfianza. ¿Es el gran mal de la sociedad actual?
Cuando uno tiene mucho miedo no se fía de nadie. Hay cosas que no se dicen y que se van acumulando. Y se habla cuando no hay más remedio.
¿Cómo ha sido la experiencia de pasar del corto al largo?
Cuando llegó el momento de hacer la película me subí en un cohete y no me di cuenta hasta que aterricé. Además vi que estaba solo a la hora de tomar decisiones. Es un sensación extraña estar rodeado de gente y solo. Un corto es distinto: es más sencillo, obedece a un único impulso. En cambio, es difícil mantener un tono coherente a lo largo de todo un largometraje.
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