Este artículo se publicó hace 14 años.
Los húngaros deciden hoy la amplitud del apoyo a los conservadores
Unos 2,5 millones de húngaros, convocados a las urnas hoy en la segunda vuelta de elecciones legislativas, determinarán si el partido conservador Fidesz, ganador en la primera ronda, logra afianzar su mayoría parlamentaria hasta obtener los dos tercios de los escaños.
Hace dos semanas, en la primera vuelta de estos comicios, los húngaros castigaron a los socialdemócratas gobernantes y dieron un claro giro hacia la derecha.
Según las encuestas, esa tendencia podría continuar y otorgar a los conservadores la mayoría de dos tercios de los escaños, es decir, la proporción de votos parlamentarios requerida para aprobar modificaciones de leyes fundamentales, incluida la Constitución.
En la votación del pasado día 11, con una participación del 64% de los 8 millones de ciudadanos con derecho a voto, la oposición conservadora del Fidesz, dirigida por Viktor Orbán, quien ya fue primer ministro entre 1998 y 2002, triunfó con un 52,7% de los sufragios.
Los socialdemócratas (MSZP), cuya popularidad se desgastó durante la crisis económica y los dolorosos ajustes que tuvo que aplicar para sanear las cuentas públicas, quedó muy por detrás, relegado al segundo lugar con el 19,3% de los votos, y seguido a poca distancia del partido ultranacionalista Jobbik, que logró un 16,7%.
En el Parlamento también entraron los ecologistas (LMP), con el 7,5% del apoyo de la población.
Con la promesa de reducir los impuestos y la burocracia, y luchar contra la corrupción, ha proseguido en estas dos últimas semanas su campaña para conquistar votos.
El MSZP ha intentado movilizar a sus potenciales seguidores y ha alertado de que una mayoría tan amplia daría demasiado poder a los conservadores.
De todas formas, los observadores opinan que como el país recurrió a un préstamo de 20.000 millones de euros en 2008, el nuevo Gabinete no tendrá espacio para iniciar una política económica esencialmente nueva.
Hungría, azotada por una grave crisis financiera y económica, tuvo que pedir ese crédito del Fondo Monetario Internacional (FMI), la Unión Europea (UE) y el Banco Mundial (BM), para salvarse de la bancarrota, y el gobierno del independiente Gordon Bajnai introdujo severas medidas de ajuste.
La mala gestión de los Ejecutivos anteriores y los ajustes de Bajnai desacreditó a los socialistas en el electorado, que les ha pasado ahora la factura al retirarles gran parte de su apoyo.
El giro a la derecha es extremo, ya que la población no sólo se volcó hacia el Fidesz, sino que también el radical Jobbik logró aprovecharse de la situación y ganar seguidores con una demagogia populista y abiertamente racista.
La primera vuelta electoral fue reconocida como válida en 119 de las 176 circunscripciones, donde uno de los candidatos consiguió la mayoría absoluta (al menos el 50% más un voto), con una participación de al menos la mitad de los votantes registrados.
Por eso, este domingo sólo se abrirán las urnas en las 57 circunscripciones restantes, donde están registrados unos 2,5 millones de ciudadanos y en las que se ha llamado a la segunda vuelta por no haber logrado ningún candidato el mínimo requerido.
Así las cosas, el resultado de la votación de mañana no puede hacer variar el hecho del triunfo del Fidesz, sino que sólo determinará el apoyo parlamentario con el que gobernará.
Según los últimos sondeos, el partido ganador podría conseguir 264 escaños, el MSZP, 58, el Jobbik, 48, y los ecologistas, 16.
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