"Juntos podemos". Esa frase, pronunciada al término de una intervención de 50 minutos, confirmó que Miquel Iceta también aspira a suceder a José Montilla como primer secretario del PSC y que lo hace buscando una candidatura de unidad y no un choque con el resto de aspirantes.

Iceta, fiel al plan que se había prefijado, esperó a después de las generales para postularse como relevo de Montilla. Antes que él lo hicieron Joan Ignasi Elena, Àngel Ros y Pere Navarro, el gran rival del hasta ahora portavoz del PSC.

Su voluntad de evitar un choque de candidaturas no fue la única diferencia que presentó Iceta con respecto al resto de oponentes. El dirigente del PSC que en la última década ha sido la tercera pata de la cúpula de un poder que se ha repartido con Montilla y José Zaragoza recordó que ahora mismo no desempeña labores de gestión pública y que, además, es diputado. Ello le permitiría dedicarse "en exclusiva" al partido a la vez que "hacer tareas de oposición". Ni Elena, ni Ros, ni Navarro cumplen ese perfil.

Iceta, considerado por sus oponentes como uno de los políticos más brillantes de la escena política catalana, plantea una fórmula bicéfala que sus rivales, ahora mismo, rechazan: quiere pilotar la regeneración del partido pero sin aspirar a ser el futuro candidato a la presidencia de la Generalitat, que en principio saldrá de unas primarias abiertas de inspiración francesa.

Iceta insistió en que, para cambiar en profundidad el partido, no bastará sólo con un congreso, y lanzó una frase que también sonó a desafío: "¿Hay que representar el cambio o estar en condiciones de impulsar cambios de verdad?".

El trascendental congreso del PSC se celebrará entre el 16 y el 18 de diciembre de este mismo año.