El tejido de las ONG españolas está formado por unas pocas decenas de grandes organizaciones y unos muchos centenares de pequeñas entidades que hacen de la proximidad su principal virtud. Todas ellas, desde las que montan hospitales de campaña en el tercer mundo hasta las que se dedican a los toxicómanos de la esquina, juegan su papel, esencial en la mayoría de casos, pero con una gran diferencia: mientras las grandes cuentan con potentes equipos para su comunicación corporativa, encargados de captar socios y recaudar fondos, las pequeñas dependen en muchos casos de las aportaciones de la administración para poder ser viables.

Por eso resultaba especialmente injusta la intención del Gobierno de querer poner como condición a las ONG que para poder optar a los fondos estatales del 0,7% del IRPF tuvieran un ámbito de actuación de más de una comunidad, una estratagema que de un plumazo hubiera dejado fuera a centenares de pequeñas entidades. Injusta y absurda, porque hay además ONG catalanas o andaluzas que tienen un tamaño superior al de algunas de ámbito estatal.

Lo preocupante de toda esta polémica es la tendencia recentralizadora que parece que afecta a muchos ministerios. En este caso, el de las aportaciones a las ONG, se vulnera además el Estatut, que abre la puerta a que sea la Generalitat la que gestione el dinero que se recaude por este concepto en Catalunya.

La razón para aplicar este principio de subsidiaridad es que el ciudadano se muestra más favorable a la solidaridad cuando ve con sus propios ojos los efectos de su aportación. En algunos países nórdicos, por ejemplo, se aplica un tipo de copago sanitario que revierte directamente sobre el ambulatorio más próximo al que paga. Eso evita cualquier tipo de suspicacia sobre el destino del dinero.

Parece lógico, pues, que las ONG catalanas, andaluzas o valencianas se beneficien de la solidaridad de sus conciudadanos y se involucren activamente en las campañas de concienciación pública. Se trata de un ejemplo de manual de cuando la proximidad de la administración es un factor clave para optimizar un recurso. Por mucho que moleste en los pasillos de algún ministerio.