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Un inspector jefe de Policía jubilado publica un libro de 212 páginas sobre pedos

EFE

Enrique Cantos, ex inspector jefe de la Policía Nacional de Alcoy, ha publicado un libro de 212 páginas titulado "La paz volátil (Conferencias sobre el pedo)" en el que describe, clasifica y teoriza sobre las diversas variantes de las flatulencias que es capaz de producir el ser humano.

Este policía retirado, "experto en marrones" como él mismo se define, pretendía recoger en un volumen parte de sus vivencias personales sin ninguna ambición literaria en un libro que únicamente sería editado para disfrute de sus amigos y familiares, aunque fue la editorial responsable de componer tan escatológica obra la que supo ver en la misma un posible interés comercial.

La esencia de este tema desde luego no es nueva, y de hecho existen grandes referencias literarias en torno al mundo del pedo, como la sarcástica pieza de Francisco de Quevedo "Gracias y desgracias del ojo del culo", aunque en esta ocasión el autor no haya sido guiado por ninguna aspiración artística.

"Se trata más bien de una diversión personal, sin ninguna intención literaria. Quevedo y otros literatos clásicos ya abordaron el tema de las ventosidades, pero ni mucho menos lo agotaron, les prestaron una atención relativa, aunque eso sí, de forma magistral", señala el autor.

"En este libro he tratado de redimir a esa criatura siempre prohibida y mal vista que es el pedo. Es una idea personal en la que nadie creía basada en algunas vivencias que de niño compartí con las amistades. Siempre me fijé en algunos pedillos que la gente comentaba sin darles importancia, con el tiempo busqué qué se había escrito sobre ellos y traté de modernizarlo", explica Cantos.

El autor de "La paz volátil" se reconoce un amante de la música, y por extensión de la sonoridad de los pedos, "cuánto más rotundos mejor", asegura, aunque "también hay que prestarle mucha atención a las circunstancias en las que se brindan, cómo aparecen y también cómo se escuchan", advierte.

Un ejemplo hilarante de cuesco, según el autor, es el "pedo parlante", que "suena como la charla. Uno se lo tira en el salón y la suegra, que está en el baño responde: ¿Qué has dicho Marcelino?"

Existen otros tipos como el "Imperial", el "Terminator", el "Saturday Night" o el "pedo de fuego", un "alivio que si es imprudente, o no se alza bien la nalga, abrasa y hay que levantarse para ver si sale humo por detrás".

"Tengo en la mente pedos magistrales que, sin embargo, serían imposibles de reproducir. No se puede hacer cátedra de esto, es un producto efímero que no siempre encaja en las clasificaciones", explica Cantos, quien a pesar de todo no considera estar obsesionado con las flatulencias.

El libro de Cantos incluye un "atlas del pedo", unas instantáneas en las que, a modo de safari fotográfico, se captan momentos reales y cotidianos de alivio.

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