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La investigación de la muerte de Diana coloca al dueño de Harrod's frente a la familia real británica

Agencia EFE

La investigación judicial en torno a la muerte de la princesa Diana de Gales, que comienza este martes en Londres, coloca al egipcio Mohamed Al Fayed, dueño de los almacenes Harrod's, de esta capital, frente a la familia real británica.

El lord juez Scott Baker, cuarto magistrado al que se encomienda la investigación, trabajará con once jurados en el esclarecimiento oficial de un caso, que una minuciosa investigación policial previa ha atribuido a un fatal accidente, pero en el que el empresario egipcio sigue viendo una conspiración al más alto nivel.

El tribunal tratará de establecer definitivamente qué es lo ocurrió aquel fatídico 31 de agosto de 1997 en un túnel parisino junto al puente de Alma, en el que perdieron la vida Diana, su novio, Dodi Al Fayed, hijo de Mohamed, y el conductor del vehículo, Henri Paul.

Todas las pesquisas llevadas a cabo apuntan a que el choque del automóvil contra el muro del túnel se debió a la velocidad a que circulaba el automóvil, perseguido por los "paparazzi", y a la falta de control del chófer, que había bebido algo más de la cuenta.

Sin embargo, a lo largo de todos estos años, Al Fayed, apoyado por el tabloide sensacionalista "Daily Express", ha mantenido la tesis de un complot, en el que estarían implicados el duque de Edimburgo, marido de la reina Isabel II, y los servicios secretos.

El dueño de los almacenes Harrod's ha sido tachado alternativamente de "fantasioso", de desequilibrado emocionalmente por la muerte de su hijo y de hábil manipulador que trata de ocultar el papel del equipo del hotel Ritz, de París, también de su propiedad, en aquellas trágicas muertes.

El vespertino "Evening Standard" cree que Al Fayed tratará de explotar algunas contradicciones o inconsistencias en el informe de la operación Paget, la investigación emprendida por las policías de Francia y Gran Bretaña para poner a prueba las teorías sobre la supuesta conspiración.

Una de las preguntas claves gira en torno al papel de Jean-Paul Andanson, un fotógrafo que supuestamente tomó varias imágenes de Diana y su novio poco antes del accidente y que murió en circunstancias sospechosas hace siete años.

Según Al Fayed, Andanson, que estaba al volante de su Fiat Uno cuando el coche chocó con el Mercedes en el viajaba la pareja, formaba parte de la conspiración para matar a Diana.

El dueño de "Harrod's" mantiene que la princesa y su hijo estaban a punto de anunciar su intención de casarse, que Diana estaba embarazada de Dodi Al Fayed y que el príncipe Felipe de Edimburgo y el establishment británico no aprobaban la unión.

Al Fayed y su equipo afirman que el fotógrafo, cuyo cadáver apareció decapitado en el 2000 en el interior de su coche incendiado, trabajaba en secreto para los servicios de inteligencia británicos y franceses.

Poco después de la muerte de Andanson, las oficinas de la agencia fotográfica con la que colaboraba fueron asaltadas a punta de pistola, un guardia de seguridad resultó herido y desapareció de allí material que pertenecía supuestamente al fallecido.

Sin embargo, el informe de la operación Paget llega a la conclusión de que Andanson no se encontraba en París la noche que ocurrió el accidente de Diana, que su muerte fue un suicidio y el atraco en la agencia un hecho puramente criminal.

A raíz de la muerte de Diana, la policía francesa recibió informaciones según las cuales Andanson estaba entre los "paparazzi" que persiguieron a la pareja por las calles de París, pero el fotógrafo dijo a los investigadores que aquel día estaba en Córcega para fotografiar al cantante Gilbert Bécaud, quien en un primer momento confirmó supuestamente su visita.

Pero cuando los detectives franceses de la operación Paget trataron de reconfirmar ese extremo, resultó que Bécaud había muerto ya (en el 2001), y no pudieron comprobar si había sido realmente Andanson o algún otro fotógrafo quien visitó al cantante.

Otro testigo clave que murió antes de que los detectives pudieran interrogarle es el escritor francés Frédéric Dard, un viejo amigo del fotógrafo.

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