Este artículo se publicó hace 16 años.
Un investigador asegura que "nuestra ciencia ha crecido mucho, pero tiene un margen de mejora"
El investigador Jesús Gil nació en Zaragoza hace 35 años, pero cuando tenía año y medio su familia se mudó a Logroño, donde estudio en Maristas y COU Valvanera, antes de marcharse a cursar Químicas en la Universidad Autónoma de Madrid y especializarse en Bioquímica y Biología Molecular.
Al término de la carrera y bajo la dirección de Mariano Esteban, Gil elaboró su tesis doctoral en el Centro Nacional de Biotecnología de Madrid sobre la respuesta antiviral y antitumoral que desarrolla la proteína quinasa activada por ARN de doble banda.
De ahí pasó al Reino Unido, en donde a día hoy día dirige su propio laboratorio en el Medical Research Council (MRC) del Imperial College.
Fruto del trabajo que desarrolla allí, Gil fue considerado en noviembre como uno de los doce mejores investigadores jóvenes de 2008 por la Organización Europea de Biología Molecular (EMBO).
Pregunta.- ¿Como llegó al MRC?
Respuesta.- Cuando acabé mi tesis, en 2000, decidí hacer una instancia posdoctoral en Londres para trabajar en el cáncer. Estuve tres años en el University College con David Beach buscando genes involucrados en distintos pasos del cáncer de próstata. Durante ese tiempo descubrimos una nueva proteína (Cbx7) que regula la expresión de dos supresores tumorales. En 2004 empecé a investigar con Gordon Peters en Cancer Research UK sobre su función y como los reprime. En colaboración con Scott Lowe, del Cold Spring Harbor Laboratory, de Nueva York, hallamos que el Cbx7 es un oncogen que tiene un papel importante en un tipo especifico de linfomas. Gracias a todo esto, en 2005 me ofrecieron dirigir mi propio laboratorio en el MRC.
P.- ¿Qué es la senescencia o envejecimiento celular?
R.- La mayoría de las células normales de un organismo, en contra de lo que pasa con las cancerosas, tienen una capacidad limitada para crecer. Después de un tiempo activan un programa que lo frena. En su momento se pensó que eso podía ser un mecanismo intrínseco para prevenir su crecimiento incontrolado, por ejemplo durante el cáncer.
En la década de los 90 se descubrió que había otro tipo de senescencia, llamada senescencia prematura o senescencia inducida por oncogenes, que parecía tener todos los números para ser un importante mecanismo supresor tumoral. La evidencia definitiva de que la senescencia inducida por oncogenes es un mecanismo de supresión de tumores vino con una serie de trabajos publicados en el 2005 en Nature.
En uno de estos trabajos en el que participe bajo la dirección de David Beach y, en el que colaboramos con los laboratorios de Manolo Serrano y Mariano Barbacid en el CNIO de Madrid, probamos que diferentes lesiones pre-neoplásicas mostraban signos de tener células senescentes y, sin embargo, en tumores, las células habían mutado para evitar la senescencia.
P.- ¿Cuál es objetivo del trabajo que están ahora desarrollando?
R.- Lo que estamos haciendo es estudiar la senescencia en células en cultivo para tratar de identificar nuevos genes involucrados en ella y analizar su papel en el cáncer. Siguiendo esta estrategia hemos identificado ya varios. Por ejemplo, este verano publicamos en la revista Cell que una familia de quimioquinas, moléculas secretadas por las células senescentes, son importantes para mantener el envejecimiento y están involucradas en diferentes preneoplasias.
P.- ¿Qué supone el haber sido designado como uno de los investigadores europeos más prometedores?
R.- Un gran honor. Aunque el galardón no aporta mucho dinero para el laboratorio, el reconocimiento es muy importante, ya que EMBO pone medios a nuestro alcance y nos incorpora a una red de científicos prestigiosos con la idea de ayudarnos al principio de nuestras carreras.
P.- ¿Cuál cree que es la situación de la investigación en España?
R.- Ha mejorado enormemente si se mira como era hace una década. Hay varios factores que han contribuido. Por una parte, la creación de una serie de centros de excelencia de nivel internacional como el CNIO y el CNIC en Madrid o el IRB y el CRG en Barcelona. Además, se han puesto en marcha programas como el Ramón y Cajal y el Juan de la Cierva a nivel nacional o el ICREA en Cataluña que ofrecen posibilidades para empezar como investigadores independientes que antes no existían. Pese a todo, siempre queda margen para mejorar la situación.
P.- ¿Que diferencias hay entre la investigación en España y en el Reino Unido?
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