Israel se dirigía el miércoles hacia la parálisis política, después de que los dos partidos principales se adjudicaran la victoria en unas elecciones que alejan aún más las posibilidades de un acuerdo de paz entre los palestinos y el Estado judío.

El partido centrista Kadima de la ministra de Asuntos Exteriores, Tzipi Livni, fue el más votado, pero tiene pocas posibilidades de conseguir apoyo para formar una coalición.

Su rival derechista y líder de la oposición Benjamin Netanyahu podría obtener el respaldo parlamentario, pero analistas dijeron que la posible coalición sería disfuncional.

"Yo gané", tituló en primera plana Yedioth Ahronoth, el mayor diario israelí, junto a fotografías de ambos.

Pero algunos comentaristas afirmaron que sus declaraciones demuestran que el que ha perdido es Israel, profundamente dividido sobre cuestiones constitucionales y años de fallida diplomacia con los árabes.

"Una cosa está clara para todos los votantes israelíes", dijo el diario Eitan Haber. "El sistema político está destruido".

Estados Unidos se mostró imparcial. El nuevo Gobierno del presidente Barack Obama quiere reanudar la negociación de paz para dar un estado a los palestinos al lado de Israel, siempre que puedan reparar un cisma provocado por el dominio del grupo islamista Hamás en la Franja de Gaza.

"Ciertamente esperamos que el nuevo Gobierno (israelí) continuará buscando un camino para la paz. No veo ninguna razón para pensar que un nuevo gobierno actuaría de otra forma", dijo Robert Wood, portavoz del departamento de Estado.

Será el presidente Shimon Peres quien, tras oír las recomendaciones de los partidos políticos, decida si pide a Livni o a Netanyahu formar gobierno, tarea para la cual tendrán 42 días. El 18 de febrero se publicará el recuento oficial de votos, tras el cual Peres hará su elección.

Mientras los partidos comenzaban a negociar posibles pactos, la prensa israelí dijo que el presidente no tendrá otra opción que elegir a Netanyahu si todos los partidos de derecha apoyan al ex primer ministro. Pero sería la primera vez en los 60 años de historia de Israel que el ganador de una elección es ignorado.

Los resultados no oficiales dan a Kadima 28 de los 120 escaños del Parlamento, frente a los 27 del Likud.

GOBIERNO DE UNIDAD

Livni dijo que se convertiría en primer ministra e invitó a su rival a integrarse a un "Gobierno de unidad", pero Netanyahu afirmó que va a liderar el "bando nacionalista" en el Parlamento y que controlaría 64 escaños.

"Con la ayuda de Dios, lideraré al próximo Gobierno", afirmó a sus partidarios del Likud el político de 59 años.

"Tzipi Livni tiene sólo la menor opción, o ninguna en absoluto de formar un Gobierno bajo su liderazgo", dijo Abraham Diskin, cientista político en la universidad Hebrea de Jerusalén.

El partido de extrema derecha y antiárabe Yisrael Beiteinu, de Avigdor Lieberman, emergió como el actor decisivo al quedar tercero. Lieberman se reunió con Livni y Netanyahu, aparentemente favoreciendo a Netanyahu, aunque se negó a comentar cualquier decisión. Otro partido que podría influir, el conservador Shas, también mantuvo diálogos con el Likud.

"Queremos un Gobierno nacionalista. Queremos un Gobierno derechista", dijo Lieberman. Se necesita llegar a un acuerdo lo antes posible porque la nación "ha estado paralizada por medio año", agregó.

"Puede que la gente no esté enteradas (...) pero aún no tenemos un presupuesto (...) en condiciones de una crisis financiera global", puntualizó.

Netanyahu lideraba los sondeos de opinión hasta que la coalición de centroizquierda de Olmert, incluyendo a Livni, lanzó una ofensiva militar contra Hamas y otras facciones en la Franja de Gaza para detener el lanzamiento de cohetes a ciudades del sur de Israel.

La guerra de 22 días en enero dejó 1.300 palestinos y 13 israelíes muertos, pero contó con el apoyo masivo de los judíos. Tras la tregua del 18 de enero, sigue el diálogo para hacerlo más permanente, y la incertidumbre en Israel no lo frenará, señalaron el miércoles ambas partes.