Este artículo se publicó hace 15 años.
Issey Miyake, Martin Margiela y Armand Basi entre los grandes de París
Issey Miyake, Martin Margiela y Armand Basi, la firma española más perenne en las pasarelas de París, destacaron entre los doce apóstoles de la moda masculina que hoy presentaron sus próximas colecciones otoño-invierno.
Mihara Yasuhiro, Kenzo y Kazuyuki Kumagai Attachment aportaron un toque nipón suplementario a esta intensa tercera jornada de desfiles para hombres, en la que subieron igualmente al podium Ungaro, Ann Demeulemeester, Tillmann Lauterbach, Damir Doma, Petar Petrov, Hermes y Jeroen Van Tuyl.
Issey Miyake, desde sus locales de la plaza des Voges, mostró -la crisis así lo exige- una colección de exitosos modelos básicos 'revisitados', como el gran abrigo de mangas levemente murciélago o los trajes de diferentes colores y tejidos en una sola pieza.
La 'Maison Martin Margiela' eligió otra 'Casa' la de los 'Métallos' (trabajadores del metal), vecina de su sede central en un distrito multiétnico de París, para presentar sus modelos en el sótano de ese antiguo sindicato metalúrgico, convertido hoy en Casa de la Cultura.
Allí, separados por un vidrio de los periodistas, compradores y profesionales del sector, los modelos, presentados como 'acusados', entraban de tres en tres, de cuatro en cuatro o de siete en siete en una "sala de identificación de sospechosos", con las prendas más relevantes.
Para Margiela, el invierno que viene será elegante y confortable, con colores pastel, azul marino y antracita; siluetas rectas y minimalistas; y con "denim" en distintas prendas.
La línea vaquera incluye detalles bordados, por ejemplo un bolsillo; prendas inspiradas en los gauchos argentinos; modelos "clásicos", es decir "sin costuras"; o "emblemáticos", pantalones pintados de diferentes colores.
Aunque su desfile fue tradicional, Armand Basi optó también por la "Maison des Métallos" para enseñar "una colección de fin de siglo, de fin de ciclo", en homenaje a "todos los tics de la sastrería", según resumió a Efe su diseñador, Josep Abril.
Pantalones muy anchos y muy altos, junto a otros muy estrechos y muy pitillo; las americanas largas, tres cuartos, o cortas, amplias o entalladas; extremos opuestos que el modisto quiso mezclar "en una coctelera" porque, "en el fondo, es esto la sastrería", comentó.
La paleta, además del sinfín de negros y grises indispensables, contó con granates, malvas y marinos.
Fue una colección especial, por ser la primera en París en ausencia del fundador recién fallecido, Armand Basi, a quien Josep Abril rindió homenaje con una rosa en el ojal de algunos de sus modelos, como la que él mismo portó cuando salió a saludar a su público.
Aunque Armand Basi "nunca fue diseñador y nunca se metía con el estilo", Abril se dijo influido por "su filosofía y su política", convencido de que "había que trabajar para la gente, no hacer tonterías", sino prendas "que la gente se pudiera poner".
En otro punto del centro artístico de París, en la Escuela de Bellas Artes, tomó el podium el ilustre y cotizado colaborador de Puma Mihara Yasuhiro.
Lo hizo a las 09.00 GMT, muy temprano en estos intensos días de desfiles, eventos, inauguraciones y fiestas nocturnas.
Ofreció un exquisito espectáculo, ilustrado por un "one man show" musical cuyo protagonista, a medio camino entre un músico y un chamán, cantó y tocó la batería y la guitarra eléctrica con suma inspiración.
El intérprete vestía ya a la moda Yasuhiro, con el torso desnudo bajo impecable traje oscuro, aunque sin chaleco, a diferencia de los modelos que fueron surgieron sobre una pasarela de arena blanca.
Más allá del conjunto básico de día de trabajo -con pantalón estrecho y americana de perfecto corte, en tonos grises y negros-, comodidad y asimetrías primaron en gran parte de la colección.
Abundaron accesorios como el sombrero, de punto; o el gorro, siempre bordado parcial o enteramente de lentejuelas, en contraste con los conjuntos deportivos e informales -a menudo con pantalones hasta la media pierna- a los que acompañaban.
Chalecos-túnica cruzados por delante y sujetos sobre un hombro, pantalones-falda por delante o falda por detrás y pantalones de estilo hindú fueron algunas de las prendas características.
Ungaro destacó con un clasicismo rebosante de negros y grises, de cuadros rojos, blancos y negros combinados entre sí, chaquetones de astracán enmarañado, levitas y alguna camisa transparente.
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