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Ivanovic se sienta en el trono de Henin

EFE

La serbia Ana Ivanovic se sentó en el trono dejado vacante tras la retirada de Justine Henin, a la que sucedió hoy como campeona de Roland Garros y a la que relevará como número uno del mundo.

Su victoria 6-4, 6-3 en una hora y 38 minutos frente a la rusa Dinara Safina, 14 del mundo, aparenta más contundencia de la que hubo en la pista, donde se vivió una final más vibrante que las de los últimos años, lo que augura un cierto renacimiento del malogrado tenis femenino.

Safina, que llegaba a la final tras haber visto el precipicio de dos bolas de partido en contra en octavos y cuartos de final, fue una finalista digna, que por momentos desplegó un gran juego, aunque no dio la sensación de poder contestar la victoria de la serbia. Sin embargo, lo que ha hecho en este torneo le permite volver al "top ten" -el lunes será novena del mundo- e incluir su nombre en la nómina de las que cuentan para el futuro.

A sus 20 años, Ivanovic se convierte en la primera serbia en ganar un torneo de Grand Slam. Lo logró al tercer intento, tras haber fracasado el año pasado en París y esta misma temporada en el Abierto de Australia.

Pero su tenis y edad auguran un reinado largo, aunque no será plácido, porque deberá batirse con otras pretendientes al trono, empezando por la rusa Maria Sharapova y su compatriota Jalena Jankovic.

"Cuando iba en bicicleta a mis entrenamientos soñaba con este momento y con este ambiente ha sido todavía más maravilloso", aseguró una emocionaba Ivanovic tras recibir el trofeo Suzanne Lenglen de manos de Henin en una ceremonia de entronización que escenificó el relevo en la cumbre del tenis de mujeres.

La expectación que despertaba la final era ya de más quilates que en las últimas ediciones. Tres ministros franceses, el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Jacques Rogge, no quisieron perdérselo desde el palco, mientras que Cécilia Attias, la ex primera dama francesa, lo siguió desde la grada del brazo de su esposo.

Ivanovic saltó a la central con toda la presión en sus espaldas, no sólo porque superaba en doce puestos el ránking de Safina, sino porque le había vencido en dos de los tres duelos anteriores y porque atesoraba más experiencia en este tipo de finales.

Mientras que para la serbia era la tercera final de un grande, Safina nunca había superado los cuartos.

Y la serbia se sacudió los nervios desde el primer raquetazo, con el que impuso su poderío. Rompió el servicio de Safina de salida, volvió a hacerlo en el quinto juego y navegó con el viento de cola hasta el sexto.

El público que abarrotaba la central empezó a temer una final aburrida y anodina como las seis últimas, en las que las ganadoras -la belga Justine Henin en cuatro ocasiones, la rusa Anastasia Myskina y la estadounidense Serena Williams- había aplastado a sus rivales sin dejar lugar a la emoción.

Pero Safina, fiel a su reputación de luchadora infatigable, se reenganchó un instante al partido. El tiempo justo para recuperar las dos rupturas que había cedido e igualar a cuatro juegos la contienda y hacer las delicias de la grada.

El partido comenzaba de nuevo y, como en su primer inicio, Ivanovic pisó el acelerador, volvió a romper el saque de Safina y se quedó a un juego del set con el servicio a su favor. Pese al último intento de la rusa de aferrarse al set -dispuso de dos bolas de ruptura-, se impuso la calidad de Ivanovic, que en tres cuartos de hora ya tenía una manga.

La segunda fue más disputada, pero Ivanovic también la controló desde que rompió el saque de Safina en el tercer juego. El público esperaba un nuevo vuelo del "Ave Fénix" Safina que renació de sus cenizas en octavos frente a Sharapova y en cuartos contra Elena Dementieva.

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