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James Taylor hipnotiza a su público en Madrid

EFE

Hay algo en la voz de James Taylor capaz de tocar el alma de sus seguidores y esta noche en Madrid volvió a hacerlo con un puñado de canciones legendarias que sus fans han convertido en la banda sonora de sus vidas.

Taylor llegó puntual a la cita con el público que abarrotaba la sala La Riviera. Llegó como un viejo amigo, estrechó las manos de las primeras filas, se caló su gorra, tomó su guitarra, se sentó.

Y ahí empezó un ejercicio de hipnosis colectiva, con las notas que introdujeron "Blosson", un tema, y no de los más conocidos, del que considera su primer álbum, el exitoso "Sweet Baby James" (1970) -aunque es verdad que grabó uno anteriormente con Apple, el sello de los Beatles-.

El cantautor norteamericano convirtió este disco en el más visitado por su repertorio de la noche. De hecho prosiguió la velada con otro de sus temas, "Sunny Skies", antes de remontarse a sus orígenes con "Carolina In My Mind".

Taylor (Boston, 1948) recordó a su público que escribió este tema durante una estancia en Formentera, aunque esta vez omitió que lo compuso en un ataque de nostalgia de su hogar.

La voz de James Taylor, que se empeña en desafiar el paso del tiempo, y su particular manera de hace sonar su guitarra estuvieron arropadas por una banda que, como él mismo dijo al presentarla, era "pequeña, pero fuerte"; piano, bajo y batería.

Y lo demostró cuando Taylor empezó a coquetear con el blues en "Stemaroller", que empalmó con una contundente interpretación de "Sleap Leather".

"Up On The Roof", su versión del tema de los Drifters, mantuvo en alto a un público que, por lo demás, se había entregado desde el comienzo del concierto y al que no le preocupó lo más mínimo que Taylor confesara que, tras sus actuaciones de Barcelona y Bilbao de estos días, seguía sin hablar "ni una palabra de español".

Luego sacó al escenario un viejo reproductor de cintas de audio -tiene treinta años y lo encontó hace poco, explicó- con voces grabadas que le acompañaron en "Shed A Little Light" y "Country Road".

Y contó cuando, a finales de los sesenta, tocó ante Paul McCartney y George Harrison "Something In The Way She Moves". El tema le valió un contrato discográfico; a Harrison le sirvió como inspiración para uno de sus hitos con los Beatles: "Something".

La constancia artística de Taylor quedó patente en su interpretación de "Fire and Rain". Ya en los ochenta contaba en una canción lo bien que le pagaban por cantar ese tema "una vez y otra", pero al público le sigue entusiasmando y él parece no dejar de extrañarse nunca de ello.

Encaró la recta final del concierto con la irresistible "Your Smiling Face" y llamó después al escenario a su actual mujer, Caroline "Kim" Smedvig, con quien interpretó -con los coros de todo el público- el archifamoso "You've Got A Friend", de Carole King.

Como el público se negaba a salir del proceso de hipnosis colectiva, Taylor no tuvo inconveniente en regresar con unos bises que cerró con "How Sweet It Is to Be Loved by You".

Pero tuvo que volver aún para despedirse, de nuevo con su esposa al lado, con "You Can Close Your Eyes", después de una hora y tres cuartos de actuación que pasaron volando.

Los seguidores de James Taylor despertaron del trance convencidos de que, aunque sus vida sigan cambiando, y los que hoy están arriba mañana estarán abajo, siempre, en los buenos y malos momentos, tendrán esas canciones a su lado.

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