Este artículo se publicó hace 16 años.
Japón escapa de la deflación con el mayor repunte de precios en una década
Japón logró en 2007 escapar de las garras de la deflación con un repunte de los precios del 0,8 por ciento, el mayor incremento en una década, gracias a las subidas del crudo y los alimentos, algo que puede dañar el débil consumo doméstico.
El Índice de Precios al Consumo (IPC) de Japón, que excluye de su análisis los artículos perecederos por su excesiva volatilidad, aumentó el 0,8 por ciento en diciembre en términos interanuales, según informó hoy el Gobierno nipón.
Se consolida así la tendencia inflacionista inaugurada el pasado octubre cuando, tras ocho meses consecutivos de caídas, los precios aumentaron un tímido 0,1 por ciento.
Entre enero y septiembre de 2007, el IPC mensual japonés había descendido de forma ininterrumpida, manteniendo las inercias deflacionistas que lastraban el crecimiento de la segunda economía del mundo desde la década perdida nipona que siguió a la explosión de la burbuja económica a principios de los años 90.
Este incremento de los precios en Japón es ligeramente superior a las expectativas de los analistas, que habían pronosticado un alza del IPC del 0,6 por ciento de media, según una encuesta de la agencia nipona de noticias Kyodo.
No obstante, varios analistas apuntaron hoy tras conocer estas cifras que, si bien es positivo el hecho de haber dado el portazo definitivo a la deflación, resulta preocupante la composición del actual repunte de los precios.
"El aumento de los precios del petróleo no le va a hacer ningún bien a Japón", argumentó hoy la ministra de Política Económica y Fiscal nipona, Hiroko Ota, para quien las subidas de los carburantes son una carga tanto para las empresas como para las familias.
Sólo en diciembre, los precios de la energía aumentaron de media un 8,3 por ciento en Japón, liderados por las subidas del 24 por ciento del gasóleo para calefacciones y del 16,4 por ciento de la gasolina.
La partida de la inflación de combustibles fue la que experimentó un mayor crecimiento en el último mes del año pasado al crecer el 1,5 por ciento, seguida por los transportes, que despuntaron el 1,4 por ciento.
Por su parte, la categoría de alimentos -que excluye a los productos perecederos- ganó el 0,7 por ciento, un reflejo de las subidas de los productos agrícolas.
"El incremento de precios en los bienes necesarios para la vida diaria de las personas va a tener un impacto negativo en el consumo, porque se han postergado las subidas en los salarios", afirmó Hiroko Ota.
Así, lo que podría haber supuesto un espaldarazo a la situación económica de Japón se percibe como un factor de riesgo que puede poner techo al consumo, un factor clave del crecimiento nipón porque supone más del 55 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB).
De hecho, si se excluyen los aumentos que han registrado los precios de los alimentos y de la energía en este último mes, el IPC ha descendido en diciembre el 0,1 por ciento, encadenando 24 meses consecutivos de deflación.
El despunte en términos generales de los precios en Japón está en línea con las tensiones inflacionistas que se han destapado durante la segunda mitad de 2007 en gran parte del mundo.
Así, Estados Unidos cerró 2007 con una inflación del 4,1 por ciento, la mayor tasa en 17 años, mientras que la de la Unión Europea superaba ampliamente las previsiones del Banco Central Europeo (BCE) y se situaba en el 3,2 por ciento.
En los países en vías de desarrollo estas subidas de los precios también han tenido un fuerte impacto, con China entre las potencias emergentes más afectadas ya que en los once primeros meses de 2007 su inflación aumentó el 4,6 por ciento.
De hecho, uno de los riesgos a los que está expuesto Japón en 2008 es a empezar a importar inflación de China, su mayor socio comercial.
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