Este artículo se publicó hace 15 años.
Javier consigue curar a su hermano
Médicos del hospital Virgen del Rocío logran trasplantar sangre del cordón umbilical del primer bebé seleccionado genéticamente
Soledad Puerta y Andrés Mariscal son hoy dos padres felices. Tras superar un complejo proceso de reproducción asistida, han comprobado cómo su hijo Javier, Javier nacido el pasado mes de octubre libre de una severa anemia congénita gracias a la técnica conocida como "diagnóstico genético preimplantacional", ha sido capaz de curar de esta enfermedad a su hermano Andrés, de 7 años, gracias a un trasplante de sangre de su cordón umbilical.
Es la primera vez que, en un proceso desarrollado íntegramente en España, se utiliza con éxito el diagnóstico genético preimplantacional con fines terapéuticos para curar a un tercero. Además, la técnica, reconocida por la Ley de Reproducción Asistida de 2006, se ha aplicado en esta ocasión como una prestación de la sanidad pública.
Sin embargo, la felicidad de esta pareja, que tiene hoy dos hijos sanos cuando hasta hace poco sólo tenía uno condenado a morir antes de los 35 años, no hubiera sido posible de seguir los dictados de la Iglesia católica, que condena con dureza el empleo de esta técnica. Si los obispos hubieran tenido que decidir sobre asunto, ni Andrés se hubiera curado ni, seguramente, Javier hubiera nacido.
Tras conocerse ayer la noticia de la curación de Andrés Mariscal gracias a la donación de su hermano pequeño, fuentes de la Conferencia Episcopal Española (CEE) indicaron a Público que el órgano representativo de los obispos prefería guardar silencio, y se remitieron al documento hecho público el pasado octubre con motivo del nacimiento de Javier.
Este documento, titulado Curar a los enfermos pero sin eliminar a nadie, no escatima calificativos y constituye una condena moral en toda regla para todos aquellos que se atrevan a beneficiarse de una técnica que no dudan en calificar de "horrenda" y "eugenésica". Para los obispos, el problema es que "se ha silenciado el hecho dramático de la eliminación de los embriones enfermos y eventualmente de aquellos que, estando sanos, no eran compatibles". Esto supone, según el documento, que "el nacimiento de una persona humana ha venido acompañada de la destrucción de otras, sus propios hermanos".
"Respeto la opinión de todos. Que respeten la mía; yo no he dudado ni un segundo"En la misma línea, el cardenal Carlos Amigo Vallejo comentó a EP, tras conocer el nacimiento de Javier ,que "la ciencia tampoco puede elegir el camino más fácil" y tiene que seguir "aquello que sea justo".
Sin entrar en tales complejidades teóricas, la madre de los dos niños, Soledad Puertas, fue ayer rotunda al pedir respeto hacia su decisión y su familia: "Respeto la opinión de todos. Que respeten la mía; yo no he dudado ni un segundo". El especialista Guillermo Antiñolo, uno de los responsables en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla de haber culminado la intervención, indicó que el debate "tiene que ver con una parte de la Iglesia católica", no con los científicos, informa Raúl Bocanegra.
Por último, el Gobierno, a través de la ministra de Ciencia, Cristina Garmendia, dejó claro ayer que las "posiciones ideológicas radicales" deben estar "al margen del camino de la ciencia".
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