Este artículo se publicó hace 14 años.
Jordi Savall apuesta por la música para lograr la paz mundial
El catalán Jordi Savall, uno de los mejores músicos de la viola de gamba del mundo, dijo hoy a Efe, en la feria del Midem 2010 que "la música tiene un gran poder y ese poder alcanza el universo ¡Utilicémoslo para que la paz vuelva!" al planeta.
El compositor se reunió con Efe en su visita a Cannes, donde está previsto que recoja hoy el galardón a la Música Antigua por su trabajo "Jerusalén. La ciudad de las dos paces. La paz celestial y la paz terrenal" (Alia Voz) en la gala de la sexta edición de los Premios de Música Clásica del Midem.
Su álbum competía en esta edición con "Carmina Bura-Sacri Sarcasmi" (Arcana), de La Reverdie, y "Sweelinck-The Secular Vocal Works" (Glossa), de Gesualdo Consort.
"Jerusalén" fue elegido por un jurado de quince representantes de once naciones convocados por el Mercado Internacional del Disco y de la Edición Musical (MIDEM), la reunión del negocio musical más grande de Europa que tiene lugar del 23 al 27 de enero próximo.
Para Savall (Igualada, Barcelona, 1941) este premio -que ha recibido ya en anteriores años- representa "la suma de todos los críticos de las principales revistas de todo el mundo" y su valor democrático lo equiparó con las ediciones de su sello discográfico en ocho o nueve lenguas.
Así bajo la premisa de que la música es universal y una manera de conseguir la paz a través de ella, Savall afirmó que esa proclama es una "utopía de momento" pero que "no se puede dejar de creer" en ella.
"Si no podemos conseguir las cosas con música -añadió- no las conseguiremos con nada; porque la música es aún de las pocas cosas con las que sí nos podemos entender con Oriente".
De ahí que "Jerusalén. La ciudad de las dos paces. La paz celestial y la paz terrenal" sea un álbum elaborado no desde la perspectiva estética sino para "dar espacios a la vida" de músicos palestinos a sufíes pasando por sefardíes, cristianos, ortodoxos...
¿Y por qué? Savall señaló que el proyecto surgió por casualidad. A pesar de que Jerusalén es una ciudad que siempre le ha fascinado y "en la que tiene la impresión de que todo es posible, que se puede tocar el cielo porque las nubes están muy cerca".
Un ciudad de peregrinaje, de asilo y de expulsión que el compositor visitó en 2007 "como un Indiana Jones" -comentó-; recorriendo iglesias, sinagogas y mezquitas, y el barrio ortodoxo en donde surgió la posibilidad de incorporar y reconstruir las trompetas de Jericó.
El título del disco se debe a que "Jerusalén quiere decir la ciudad de las dos paces: la paz celeste y la paz terrenal, que nunca se ha podido conseguir". Y eso, reafirmó el compositor, fue el preludio y la conclusión del álbum con "música de las tres culturas: la judía, la árabe y la cristiana, que hablan de lo mismo".
"La impresión que se tiene escuchando el disco -apuntó- es que hay una gran unidad espiritual" y que ese es el mensaje de "Jerusalén. La ciudad de las dos paces. La paz celestial y la paz terrenal".
Un proyecto que termina recreando la paz celeste "que es una serie de invocaciones a la paz en las diferentes culturas y un canto común a todas las culturas del (mar) Mediterráneo".
Pero antes de ello, este investigador de música antigua explicó que para poner ese proyecto en marcha, en el que han contribuido una cincuentena de músicos de diversas confesiones, fue difícil debido a ciertos prejuicios culturales de base.
Sin embargo, Savall recalcó que tras haber grabado ese álbum "se ha demostrado que con la música se puede conseguir algo que con nuestros políticos no van a conseguir nunca".
"Jerusalén -dijo- tiene la tragedia de que es sagrada para las tres religiones. Es allí que está el templo, es allí donde murió Jesús y es allí donde Mahoma fue al cielo. Lo más peligroso es que hoy en día no hay una voluntad de solucionar políticamente el problema".
Belén Palanco
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