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Jornada de luto en Camboya por los 347 muertos en la estampida

EFE

Camboya inició hoy con una ceremonia presidida por el Primer Ministro Hun Sen la jornada de luto por la muerte de 347 personas en la estampida del lunes en un puente de Phnom Penh durante la clausura del Festival del Agua.

Las autoridades revisaron el número de muertos a la baja durante una reunión nocturna tras haber emitido ayer un informe preliminar que situaba la cifra en 456.

Según la Oficina del Consejo de Ministros, el balance oficial es de 347 muertos y 395 heridos.

A través de un carta, el Ministro de Asuntos Sociales, Ith Samheng, explicó que en el primer recuento se había sumado las cifras dadas por los hospitales y varios gobiernos provinciales, y que en algunos casos se había contabilizado dos veces al mismo fallecido.

Hun Sen, vestido de negro y visiblemente emocionado, quemó incienso en un pequeño altar erigido en el acceso del puente de Koh Pich (Isla Diamante) donde se concentró con el grueso de su gobierno y familiares de las víctimas que también hicieron ofrendas.

A su lado su esposa, Bun Rany, lloró ostensiblemente mientras una banda del Ejército interpretaba música fúnebre.

La alfombra de zapatos que cubrió el puente tras la tragedia ya ha sido limpiada y ahora son las flores y el incienso quienes recuerdan a las víctimas.

Pel Sovannarom aún tiene el pecho vendado por las heridas que le produjo el aplastamiento en el puente y tiene que apoyarse en un amigo para poder andar.

"He venido aquí porque no puedo olvidar lo que pasó. Necesitaba venir", dijo.

"Aún no puedo entender cómo tanta gente pudo morir en un puente tan pequeño. La gente estaba aterrorizada. Les oí decir que el puente se iba a caer", añadió.

A escasos metros, en la orilla del río, Sothea y su hermano se arrodillaron frente a tres pequeñas ofrendas, una por cada miembro de la familia muerto, compuestas de plátanos, flores e incienso.

"Mis dos tíos y mi primo murieron aquí. Para la familia es una gran pena", aseguró Sothea entre lágrimas.

Kut Kuong, una mujer de 50 años residente en Phnom Penh, ha ido en varias ocasiones al puente desde el día de la tragedia.

"Vengo aquí a rendir homenaje por las víctimas. A desear buena suerte para su almas", dijo.

"Yo no conozco a ninguno de los muertos o heridos pero hago esto por respeto", añadió la mujer.

Mientras, la investigación apunta al balanceo del puente como la causa del ataque de pánico que provocó la estampida entre la multitud atrapada, que temió que la estructura pudiera hundirse.

Los familiares de las víctimas culparon a las autoridades policiales por no haber evitado la tragedia.

"La culpa es de la policía. Ellos dejaron entrar a toda esa gente en el puente. No controlaron los accesos", asegura Kim Mom, una madre que perdió a su hijo de 15 años.

Hun Sen, que calificó el suceso como la peor tragedia que ha vivido el país desde la caída del Jemer Rojo en 1979, anunció la construcción de un monumento funerario "para conmemorar las ánimas de la gente que perdió sus vidas en el accidente y recordar esta tragedia para la nación camboyana".

Las autoridades estimaron que más de dos millones de personas acudieron para celebrar la última jornada del festival, que dura tres días y durante los cuales los asistentes se congregan a orillas del río Tonle Sap para rendir homenaje al agua y despedir los monzones.

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