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Un joven de 18 años escribe una novela en la Fundación de Antonio Gala

EFE

El joven logroñés Mario Nicolás Egido, becado por la "Fundación Antonio Gala para jóvenes creadores", que este escritor dirige y patrocina en Córdoba, escribe una novela en la que narra su particular "batalla contra los 'best seller'".

Hijo de periodista, Mario Nicolás, que tiene 18 años, afirma que en la novela relata la eterna e infinita lucha entre cobardes y valientes con el objetivo último de "destruir los estereotipos".

Egido es, sin duda, un privilegiado, uno de los 17 elegidos entre los 1.800 candidatos que se presentaron para entrar en la Fundación de Gala, una institución de apoyo a jóvenes artistas radicada en Córdoba.

Tenía dieciséis años cuando comenzó a escribir y se enteró de la existencia de la beca que ahora disfruta por televisión, cuando "Antonio Gala apareció en un programa y comentó el asunto de la Fundación; era una gran oportunidad", dice Egido.

Ávido lector de novelas, empezó escribiendo poesía, pero "era tan malo que lo dejé para más adelante" y llegó a la narrativa, el género que ahora más le gusta, en el que más ha trabajado con el objetivo claro de ser novelista.

Se confiesa un chico tímido y reservado, aunque tiende a confundir a la gente ya que aparenta todo lo contrario: "puedo llegar a dar una imagen de mí que no es, confundo bastante", apunta.

Como a todos los jóvenes, a Mario Nicolás le gusta viajar y el cine. Confiesa que antes de llegar a la Fundación solía ver películas "hollywoodienses", pero desde que está en Córdoba ha descubierto el cine europeo y especialmente el francés de la "nouvelle vague".

Para entrar en la Fundación tuvo que presentar un proyecto literario y eligió una novela que funciona como una parodia de los "thrillers artísticos religiosos", tipo Dam Brown, y los "'best seller', esos novelones de gran tirada que hacen ricos a sus autores".

"Lo que quería era eliminar estereotipos, teniendo como referente el Código Da Vinci", explica, y reunir "las características de las novelas de aventuras como Indiana Jones para crear un personaje que fuese todo lo contrario".

Mario Nicolás Egido detalla que su idea es utilizar la valentía, la fuerza y la habilidad de Indiana Jones, transformar el personaje y hacerlo cobarde y débil.

Hasta ahora ha elaborado un primer borrador, ha escrito los primeros capítulos y está recopilando documentación para poder llevar a cabo su proyecto.

Al escribir, Mario Nicolás se inspira sobre todo con imágenes: "veo lo que quiero contar en cierto momento y, a partir de eso, construyo el relato" y asegura que, lejos de esperar la inspiración, cree que es el trabajo "lo que realmente importa".

Explica que ya en el colegio destacaba en Literatura e Historia y afirma que sus influencias literarias han sido principalmente los escritores estadounidenses Jerome Salinger y Raimond Carver y que su libro favorito es "Matadero 5", de Kurt Vonnegut.

Mario Nicolás Egido afirma que el día a día en la Fundación cordobesa lo dedica a estudiar, escribir para estructurar la novela, leer (sobre todo de noche porque duerme de día) y convivir con sus compañeros.

Comenta que en la Fundación no hay profesores ni clases y existe libertad absoluta para trabajar; la única obligación es preparar una memoria trimestral del proyecto y, semanalmente, asistir a lo que llaman "la fecundación cruzada", donde cada uno de los becados habla de su proyecto y comparte experiencias con sus compañeros.

En la Fundación son 17, aunque hay plazas para veinte, y en esta promoción conviven tres mujeres y catorce hombres. La Fundación valora mucho la convivencia.

Él es el mas joven de este curso; su compañeros tienen alrededor de 25, son personas que ya han terminado la carrera, incluso hay alguno que ha publicado, otros que han trabajado en revistas, han participado en concursos o exposiciones.

Ha detallado que en esta beca hay diferentes categorías: literatura, artes plásticas, escultura y pintura, fotógrafos y también hay una beca para que una persona se dedique a estudiar la obra de Antonio Gala.

De Antonio Gala dice que es un hombre muy cercano, que cuando visita la residencia "se junta con nosotros y hablamos y los de la sección de literatura le enviamos trabajos y él nos los corrige".

La convivencia con sus compañeros es "perfecta", no tienen ningún problema, aunque asegura que "al principio tenía miedo por ser el pequeño, pero después no, nos tratamos de igual a igual y nos aportamos los unos a los otros".

Sus planes para cuando salga de la Fundación, en octubre del año 2010, son estudiar Filosofía en Salamanca y ser escritor.

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