Este artículo se publicó hace 15 años.
Un juez obliga a un alcalde galo a casar a una española
El edil insinuó que la mujer buscaba "prestaciones"
Los prejuicios son duros de roer. Y en Francia, más. Un tribunal francés tuvo que intervenir la semana pasada para obligar al receloso alcalde de Loudéac a celebrar la boda civil de la hispano-marroquí Kamar El Hajji Safadi y el marroquí Adil Doubi, ambos residentes en este municipio galo del oeste del país.
El alcalde de esa localidad de Bretaña, el derechista Gérard Huet, se había negado a oficiar la boda afirmando que veía "algo poco claro" en los novios e insinuando que estos intentaban hacer trampas para lograr subsidios sociales.
El primer edil, contrariamente a las obligaciones republicanas que conlleva ese cargo en Francia, llegó a decir: "Todo el mundo sabe que en España hay una recesión muy fuerte y que todo esto podría ser un arreglo para conseguir prestaciones en nuestro país".
La alusión a la hispano-marroquí Kamar El Hajji Safadi era transparente y normalmente debería haber desatado una salva de advertencia radical del conjunto de la clase política. No fue así. El diputado sarkozysta de la circunscripción, Marc Le Fur, dio su apoyo al alcalde denunciando un supuesto "vacío jurídico" que permite que "ciertos alcaldes sean cómplices [con las bodas] de la inmigración clandestina".
Silencio rotoPara este diputado del partido del presidente, que pretende presentar un proyecto de ley "al respecto" en septiembre, el alcalde Huet "es el único que ha roto la ley del silencio". Ese delirio a propósito de una pareja de enamorados perfectamente en regla en suelo de la UE refleja una realidad palpable en Francia. Sarkozy, que no desea regresar de vacaciones con la cuestión social en primer plano, está dando cancha de nuevo al sector xenófobo de su mayoría parlamentaria.
Ese sector rancio de la derecha francesa sigue viendo Europa a la antigua. Olvida que tras los recortes de Sarkzoy en Francia y la instauración de las prestaciones sociales y de vivienda en España, las situaciones están casi equiparadas. No existen razones para ese supuesto turismo de los subsidios.
El caso revela el poso de chovinismo que siempre existe en este país al lado de la tradición revolucionaria universalista rival. Una asociación creada hace unos años, Los Enamorados en los Band(c)os Públicos (Amoureux au Ban Public), ha demostrado con casos como el de Loudéac que la legislación supuestamente destinada a impedir las bodas organizadas por mafias de trata de seres humanos, en realidad está siendo utilizada por el poder sarkozyano para poner bajo vigilancia policial el amor entre franceses y extraeuropeos, y prohibir las bodas mixtas.
Ayer, el alcalde de Loudéac anunció que acatará la decisión de la Justicia. Pero dijo que ordenará casar a los novios en un lugar secreto, "distinto de la sala de bodas, con el fin de señalar claramente la diferencia entre esta y las que no tienen ambigüedad alguna". La Fiscalía se abstuvo de expresar si la solución anunciada por el alcalde puede considerarse desacato. La Liga de Derechos Humanos (LDH) estudiaba un nuevo recurso contra el alcalde por discriminación.
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