Este artículo se publicó hace 16 años.
El jugador del Atlethic Gurpegui ve la luz tras casi seis años de calvario
El jugador del Athletic Club Carlos Gurpegui verá mañana, día 23 de abril de 2008, cómo se pone fin a casi seis años de calvario personal, los que ha permanecido implicado en el caso de dopaje por nandrolona que le ha supuesto dos años de sanción.
Fue el 1 de septiembre de 2002, en su quinto partido de Primera División, cuando se le complicaron las cosas de manera inesperada y con un asunto que probablemente le seguirá de por vida. Lo que había resultado para él en el momento un día medianamente feliz, porque, a pesar de la derrota, comenzó al temporada de titular y hasta marcó dos goles, se tornó tiempo después en pesadilla.
Según supo tres meses después, había dado positivo en un control antidopaje. El producto en cuestión era la nandrolona, una sustancia que ya había dado problemas a otros deportistas, entre ellos a algunos futbolistas, como el ex barcelonista Pep Guardiola, entonces en Italia, y otros jugadores internacionales, varios de ellos holandeses.
A pesar de ser sancionados, a ninguno de ellos le supuso estar demasiado tiempo alejado de los terrenos de juego, al contrario que a Gurpegui.
El jugador navarro pronto recibió la protección del club al que todavía pertenece y que incluso le ha ampliado el contrato hasta 2012.
De la mano del entonces jefe de sus servicios médicos, Sabino Padilla, llegado del ciclismo tras haber llevado la carrera de Miguel Indurain y otros deportistas españoles que hicieron historia en esos años, como el atleta Martín Fin o la tenista Arantxa Sánchez Vicario, el Athletic se embarcó en la pelea por demostrar que su jugador era inocente.
Lo que le había aparecido a Gurpegui en la orina no era nandrolona sino 19-norandrosterona, el metabolito que, según se defendía entonces, implicaba con seguridad la ingestión de nandrolona. Es decir, si hay ceniza es que se ha fumado.
Padilla defendía que la producción endógena del jugador de una sustancia que, a su juicio, no implicaba necesariamente la toma de nandrolona por vía exógena.
Para ello, elaboró una compleja y prolija teoría médica que nunca fue ni rebatida ni contestada. Ni por la justicia deportiva ni por la justicia ordinaria, a la que acudió el Athletic, que se entendió indefenso por los cauces deportivos.
En el ínterin del caso, se produjo un agrio enfrentamiento entre la entidad bilbaína y el Consejo Superior de Deportes, con diferentes acusaciones mutuas.
Padilla, el Athletic y Gurpegui encontraron un aliado en el doctor Santiago Maynar, de la Universidad de Extremadura, un médico prestigioso en el asunto que defendía las tesis del médico y el club vasco. Pruebas realizadas en sus laboratorios aseguraban la inexistencia de ingesta de nandrolona por parte de Gurpegui.
Otras pruebas, como una capilar en el Instituto Pasteur que refutaba esas tesis, redundaban en la idea del Athletic de que Gurpegui no se había dopado.
No le sirvieron de mucho, ya que no encontró compresión ni anuencia en los tribunales, que sucesivamente le iban negando la razón, desde el primero en el ámbito deportivo, el Comité de Competición, hasta el último en la justicia ordinaria, el Tribunal Constitucional.
Así, Gurpegui fue haciéndose a la idea de que lo suyo no tenía solución y que lo que tenía que hacer era esperar a que pasara el tiempo y se cumpliera el de su sanción.
Lo ha hecho protegido por su entorno familiar y deportivo, sobre todo por parte de sus compañeros, que siempre le han mostrado su solidaridad y apoyo, y de una afición que nunca se ha olvidado de él y le ha visto siempre como víctima.
Así, el caso ha llegado a su final con el jugador dos años fuera de los terrenos de juego.
Ahora, ya sin la pesada mochila que ha llevado a la espalda durante estos años, el jugador sólo quiere mirar hacia el futuro.
"Lo tengo muy claro. Me ha tocado vivir una situación que para mí y para muchos es injusta, pero me ha tocado. He intentado vivir con ella lo mejor posible y cuando vuelva a jugar quiero empezar una nueva vida e intentar olvidarme de estos casi seis años que para mí han sido muy difíciles", manifestó Gurpegui hace apenas un mes tras unos de los partidos 'de entrenamiento' que el club ha organizado para que pudiera seguir ejercitándose.
No obstante, para que lo ocurrido no quede en el olvido y dejar claro la presunción de inocencia que el entorno rojiblanco le ha otorgado, Gurpegui regresará a los terrenos de juego desde el primer minuto que puede hacerlo.
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