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Jugando entre pociones a ser aprendiz de bruja

Paseo con Lara en un mercado mexicano marcado por la hechicería

MARÍA JOSÉ CÍSCAR

Quiere atraer a esa persona que tanto le gusta y que ni le mira? ¿Tener a su pareja a sus pies o atraer clientes para su empresa? En la Ciudad de México puede conseguirlo desde diez pesos (60 céntimos de euros). Sólo tiene que visitar el Mercado de Sonora, 'la botica de la brujería', como le define Lara Dopazo, una galle-ga de 26 años que trabaja en una ONG por los derechos de la infancia en México. Un mercado en apariencia convencional, con olores profundos y pasillos atiborrados que se estrechan con el gentío y el griterío de los comerciantes. Pero después de los puestos de juguetes y disfraces, que copan la mayor parte de la plaza, se entra al mundo de la magia. Tenderetes rebosantes de todo lo necesario para la práctica de la hechicería.

Desde imágenes de la Santa Muerte hasta lociones para encontrar pareja, hierbas para curar un mal de estómago, muñecos de vudú, amuletos para atraer dinero, hasta sangre de venado seca o ajos para protegerse del mal de ojo. 'Lo mejor es detenerse a mirar en cada uno de los puestos, porque encuentras remedios en oferta para todo lo que se te ocurra', cuenta Lara, quien alguna vez ha comprado estas pociones milagrosas como suvenirs para sus amigos españoles.

Hay pócimas para encontrar pareja, hierbas para el mal de estómago y amuletos de vudú

'Para nosotros es una curiosidad, pero no se le debe cuestionar su eficacia a los mercaderes: se lo toman muy en serio', comenta esta joven. 'No tiene precio escuchar sus recetas y ver cómo las adaptan a las necesidades particulares', agrega. Más allá de los inventos comerciales, muchas de estas fórmulas se sustentan en conocimientos ancestrales. Tal vez no los 'polvos para embelesar', que cuestan 60 céntimos, o la loción Amansa guapas, que por un euro aseguran la fidelidad de su pareja; pero por seis euros, el viajero puede someterse a una 'limpia espiritual' con un curandero para ahuyentar las malas energías.

Aunque tienen una connotación religiosa, las limpias 'derivan de un método curativo prehispánico que consiste en mezclar vapor con hierbas aromáticas', explica Lara. Esta gallega lleva casi dos años en Méxicos y desde el principio le fascinó el sincretismo del folclore mexicano, a caballo entre la religión católica y las culturas originarias. 'No es casual que haya un mercado de la brujería en México, porque mucha de la cosmovisión prehispánica quedó impregnada en lo místico, y esa fusión ha mantenido más los mitos y los remedios tradicionales', asevera. Y es que realmente, este mercado no es un anecdotario. Pasa desapercibido para los turistas y los clientes suelen ser mexicanos.

Además, hay una sección de animales que también merece ser visitada. 'Aunque da un poco de tristeza ver cómo les tienen, vale la pena por su gran diversidad', recomienda Lara. El viajero encontrará desde perros, cabritos o gallinas, hasta ratas de laboratorio pasando por serpientes pitón, crías de cocodrilos o tarántulas.

Aunque la mayoría son compradas como mascotas o para alimentos de otros animales, algunas también se destinan a sortilegios y encantamientos, como las gallinas, que son degolladas en algunas liturgias indígenas. 'Es igual de bestia que lanzar una cabra de una campanario', concluye esta aprendiz de bruja.

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