Este artículo se publicó hace 15 años.
Kadaré cree que la caída del comunismo aún no ha generado una "gran" literatura
"A veces los grandes acontecimientos históricos no generan gran literatura" y así ha ocurrido en los veinte años transcurridos desde la caída de los regímenes comunistas del Este de Europa a juicio del escritor albanés Ismail Kadaré, que el viernes recibirá en Oviedo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.
Para este candidato habitual al Nobel, que reside de forma alterna en París y Tirana, el final del comunismo supuso "un momento de efervescencia" y generó "un sentimiento de libertad" en países como el suyo que consiguieron salir de regímenes totalitarios autores de "millones de crímenes".
No obstante, el autor de "El largo invierno" resta importancia a la influencia de los sistemas políticos dictatoriales en el proceso creativo de un escritor y rechaza que, en su caso, se juzgue de distinta forma la parte de su obra que escribió bajo el régimen de Henver Hoxha y su producción posterior.
"Las dictaduras son pasajeras, pero la literatura es eterna y tiene las mismas leyes, con libertad o sin ella", ha advertido Kadaré, que el viernes subirá al escenario del Campoamor junto a los tres alcaldes de la ciudad de Berlín desde la caída del muro en 1989 tras la concesión a la capital alemana del galardón de la Concordia.
Así, en su caso, ha asegurado que en muchas ocasiones se preguntó como influiría en su obra la posibilidad de residir en un país libre y que, tras su exilio en Francia, pudo comprobar que los cambios en la obra de un autor "pueden deberse a muchos factores, pero el régimen (en el que vive) es el último".
Para Kadaré, sus novelas de antes y después de la caída del comunismo en Albania son "casi iguales" en términos de "estilo" y de "valor" literario ya que, al margen del problema de los "límites" que imponen las dictaduras, si los regímenes totalitarios fueran tan "decisivos" en este ámbito en los países "no habría literatura".
A su juicio, en ocasiones se le piden a la literatura "misiones imposibles" como la de "cambiar el mundo", un objetivo que no está a su alcance. "La literatura sólo podría hacerlo si se destruyese a sí misma", ha señalado.
Para el ganador de la primera edición del Premio Man Booker Internacional, la literatura "es un universo paralelo" que mantiene "relaciones complejas, no idílicas y no siempre comprensibles" con la realidad aunque aporte, junto al arte, "una riqueza espiritual colosal" sin la que el mundo "tendría un vacío tremendo".
La "única" misión del escritor, ha advertido, es "escribir, hacer literatura", pero no la de "investigar" ni la de plantar "análisis sociológicos" de la realidad en la que se desenvuelve el autor.
Escéptico respecto a la posibilidad de recibir el Nobel -"me lo pueden otorgar o no, caben ambas opciones", ha señalado- considera "una estimulación para una tendencia" el premio de la Paz concedido por el comité noruego al presidente estadounidense Barack Obama.
Kadaré ha agradecido la concesión del "prestigioso" Príncipe de Asturias de las Letras, un galardón que le produjo un sentimiento "encantador" al comprobar cómo algunos de sus compatriotas le felicitaban, confundidos, al pensar que había recibido un título nobiliario en España. "Y es que en un país comunista hay una gran nostalgia de títulos nobiliarios", ha ironizado.
El autor, finalista en las dos últimas ediciones del galardón y considerado el intelectual más importante de Albania, fue distinguido por el jurado del Premio Príncipe de las Letras, al que optaban 31 candidaturas de veinticinco países, por "la belleza y el hondo compromiso" de su creación literaria.
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