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Kagame consolida su modelo de desarrollo sin libertad en Ruanda

El presidente busca hoy revalidar su cargo por siete años en unos comicios donde está ausente la oposición

ISABEL COELLO

El país que vivió una de las masacres más atroces del siglo XX el genocidio de 1994 acude hoy a las urnas para, con casi total seguridad, reelegir como presidente para los próximos siete años a Paul Kagame, el hombre que ha puesto al país en una senda de desarrollo sin precedentes, aunque a un precio muy alto: el de la represión sistemática de opositores y voces disidentes.

'Describir estas elecciones como justas es ridículo. Ningún partido de verdadera oposición puede participar', dice a Público Carina Tertsakian, investigadora de la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW).

Un periodista crítico y un líder opositor han sido asesinados

Tres formaciones políticas han presentado candidatos para medirse en las urnas con el Frente Patriótico Ruandés (FPR) de Kagame. El Partido Social Democrático presenta a Damascene Ntawukuliryayo, vicepresidente del Parlamento y la persona que lanzó el programa de salud universal cuando era ministro de Salud de Kagame; Prosper Higiro, vicepresidente del Senado, es el candidato del Partido Liberal y Alvera Mukabaramba representa al pequeño Partido del Progreso y la Concordia.

'Ninguno de esos candidatos son de partidos que puedan describirse como opositores', señala Tertsakian. HRW no está sola en sus críticas. Centros de análisis político como International Crisis Group hablan de 'creciente violencia política' y de una 'reducción del espacio político'.

Los meses previos a la contienda electoral se han visto empañados por asesinatos políticos, cierre de publicaciones críticas y arresto de opositores. El vicepresidente de Partido Verde Democrático (ex miembro del FPR convertido en crítico), Andre Rwisereka, apareció casi decapitado el 14 de julio. La aspirante de las Fuerzas Democráticas Unificadas, Victoire Ingabire, está bajo arresto domiciliario, acusada de negar al genocidio y no ha podido ni registrar su partido. Otro opositor, Bernard Ntaganda, del partido PS-Imberakuri, está en la cárcel acusado de incitar divisiones étnicas y hacer peligrar la seguridad nacional.

«Describir estas elecciones como justas es ridículo», dice HRW

El director del periódico independiente Umurabyo y dos de sus periodistas fueron detenidos el 13 de julio por un artículo en el que comparaban a Kagame con Hitler. Las publicaciones Umuseso y Umuvugizi fueron suspendidas en abril por el Consejo de Medios y uno de sus periodistas, Jean-Léonard Rugambage, fue asesinado a tiros el 24 junio.

'Las tácticas cambian pero el patrón es muy similar a lo que ocurrió en las elecciones presidenciales de 2003. La marginación de la oposición y la mayoría de los abusos tienen lugar antes de las elecciones, por lo que es de esperar que el proceso electoral de hoy sea en sí mismo bastante tranquilo', afirma Tertsakian. En aquellos comicios, Kagame venció con el 95% de los votos tras una jornada ordenada.

La represión política contrasta con crecimiento y avances sociales

La represión política en Ruanda contrasta con unas cifras de crecimiento económico, desarrollo y avances sociales de las que pocos países africanos pueden presumir.

Su Producto Interior Bruto se ha doblado desde 2005. La economía crecerá este año un 7%, superando el 5,5% de 2009. Con sus calles limpias de plásticos prohibido por ley y su boom de construcción, la pequeña nación centroafricana aspira a convertirse en un polo de inversión regional y sede de conferencias, con Singapur como modelo.

El país es de los mejor posicionados para cumplir los Objetivos de Desarrollo de Milenio: la escolarización en primaria alcanza el 97%; el uso de mosquiteras para combatir la malaria ha aumentado un 70% y la mortalidad infantil ha disminuido un 30%. Ruanda también tiene el mayor número de mujeres parlamentarias del mundo: un 53%.

'EEUU y Reino Unido saben lo que está pasando, pero optan por callarse'

La investigadora de HRW deplora que Occidente no esté haciendo más por cambiar la situación política. 'El Reino Unido y Estados Unidos son los principales donantes de ayuda a Ruanda y saben perfectamente lo que está ocurriendo, pero optan por callarse y concentrarse en los logros', dice.

Andrew Wallis, asesor de Kagame, defiende a su jefe. 'Kagame cree que una libertad de expresión a la occidental permitirá el revisionismo y la negación del genocidio', explicó a The World Today. 'La cuestión es si Ruanda está preparada para una democracia como en Occidente y la respuesta, en este momento, probablemente es: no'.

Pasteur Bizimungu
Fue uno de los hutus moderados que en 1990 se unió a la rebelión encabezada por Paul Kagame, compuesta mayoritariamente por tutsis que habían crecido en el exilio ugandés. Pasteur Bizimungu luchó con el Frente Patriótico Ruandés (FPR) y cuando éste tomó el poder en Ruanda en julio de 1994, poniendo fin al genocidio contra la minoría tutsi, Kagame se quedó con la vicepresidencia y le colocó como presidente del país, convirtiéndole en un símbolo de reconciliación nacional. Pero sus crecientes diferencias con Kagame le llevaron a dimitir en 2000. Bizimungu fue detenido en 2002 cuando trataba de formar su propio partido, con el que pretendía enfrentarse a Kagame en las presidenciales de 2003. Fue condenado a 15 años de prisión por amenaza a la seguridad del Estado y asociación de malhechores. Años después recibió el perdón presidencial.

Faustin Twagiramungu
Casi toda su familia murió en el genocidio. Hermanos, primos, sobrinos... Él mismo escapó por los pelos, gracias a una llamada de la primera ministra, asesinada horas después. Faustin Twagiramungu, hutu moderado, fue evacuado por la ONU. Primer ministro durante un año del Gobierno de Transición, sus diferencias con Kagame le llevaron a dimitir y exiliarse durante ocho años en Bruselas, de donde regresó en 2003 para hacer frente a Kagame en las urnas como candidato independiente. La Comisión Electoral dijo que su discurso promovía “las divisiones étnicas”. Él denunció la muerte de uno de sus colaboradores e impedimentos como la ausencia de autorización para realizar mítines. Sacó un 3,5% de los votos.

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