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Lágrimas de compañeros y repulsa por los crímenes en Torrecaballeros

EFE

En una esquina de la fachada del ayuntamiento de Torrecaballeros (Segovia), un grupo de chavales, aún menores de edad, lloraba amargamente la muerte de su amigo Carlos, de 16 años, asesinado junto con su madre, presumiblemente, por los disparos de escopeta de su padre que después se ha suicidado.

Según los primeros datos facilitados por la Subdelegación del Gobierno, Julio José Zapata Montes, de 54 años, con licencia de armas de caza, ha matado presuntamente a su esposa Ana María Sánchez Vizcaíno, de 49 años, y al hijo del matrimonio, y luego se ha quitado la vida.

Torrecaballeros, con cerca de 1.200 habitantes, un municipio residencial y con prestigio gastronómico, como tierra de cordero asado, junto a la N-110, hacia Soria, a doce kilómetros de la capital, ha vivido hoy una jornada dura y llena de emoción y rechazo a la violencia machista.

La pasada madrugada, después de que no se tuviera noticia del matrimonio, familiares de ambos cónyuges han facilitado el acceso de la Guardia Civil a un chalé de la urbanización "El Balagar", en la calle Segadores, 13, encontrándose los tres cadáveres, muertos por disparos de escopeta, cada uno en una habitación.

El testimonio de todos los vecinos indica que la familia era normal, aunque se detienen en detalles de cariño hacia la mujer y el chico, muy cercanos y con muchos conocidos en la zona, a donde habían llegado hacía unos ocho o nueve años.

Los testimonios también coinciden en señalar que el cabeza de familia no trabajaba más que administrando un negocio familiar de una empresa de construcción de Madrid y que apenas tenía contacto con el vecindario porque era muy reservado.

Si ha ocurrido algo habrá sido de puertas para adentro porque nadie se imaginaba en Torrecaballeros que se podría dar un desenlace tan macabro y doloroso, incluso la mujer pensaba celebrar con sus amigas del pueblo las fiestas de Santa Águeda, en febrero.

La subdelegada del Gobierno, Mayte Rodrigo Rojo, ha sostenido que "parece que el matrimonio estaba en trámites de separación" y que las muertes se pudieron registrar entre la noche del martes al miércoles pasados, aunque el chico no acudió a clase desde el lunes, en el instituto de La Granja, por encontrarse enfermo.

Todo queda pendiente de la autopsia, mientras Rodrigo insiste en que "no había antecedentes que podían predecir el caso, ni en servicios sociales ni sanitarios, ni denuncias, por lo que no existía ninguna medida de protección para la mujer ni para el muchacho".

El relato oficial sostiene que cada víctima se encontraba en una habitación de un chalé de piedra y madera, de una zona de familias acomodadas, con indicios de que el hombre se ha suicidado después de disparar contra su mujer y su hijo.

A su lado, una escopeta del calibre 22 y un rifle, ya que contaba con licencias de armas de caza, a juicio de la subdelegada "todos legales y carecía de antecedentes que hubieran determinado agresividad, para que se le hubiera retirado la licencia".

El alcalde, Serafín Sanz (PP), dolido con el suceso, ha sido el portavoz del testimonio más repetido hoy en Torrecaballeros: "llegaron de Madrid hace unos años, llevaban una vida completamente integrados en el municipio y ella participaba de las actividades culturales y festivas".

A las doce del mediodía se ha celebrado una concentración silenciosa de cinco minutos ante la fachada del ayuntamiento donde, junto con la subdelegada y el alcalde, han participado el presidente de la Diputación, Javier Santamaría, y el delegado de la Junta de Castilla y León, Luciano Municio.

Junto a unas 200 personas, algunas con el uniforme de sus trabajos en la cocina o en las salas de alguno de los restaurantes próximos, muchos chavales compañeros del chico fallecido, que lloraban su muerte, incomprensible, como la de su madre.

Una vecina que conocía a la mujer fallecida se lamentaba del hecho y, con rabia, se preguntaba por qué no se había matado antes de dar muerte a la esposa y al hijo.

El Ayuntamiento de Torrecaballeros ha decretado dos días de luto, como repulsa a este tipo de actos de violencia machista y doméstica, que es el primero que se registra en España, en 2011.

Aurelio Martín

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