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"Si le daba a mi hijo lecciones felices, la vida haría el resto"

David Gilmour. Escritor y critico de cine. Acaba de publicar 'Cineclub'

LIDIA PENELO

Jesse Gilmour dejó el instituto a cambio de mantenerse alejado de las drogas y de ver tres películas a la semana con su padre, el crítico de cine David Gilmour y autor de Cineclub (Reservoir Books/Empúries). El libro es un desafío al modelo de educación, un repaso personal de la historia del cine... y la historia de amor entre un padre y su hijo. A pesar de lo que pueda parecer, el libro no es apto para cursis.

¿Recomendaría su estrategia a otros padres con hijos adolescentes?

No. Mi hijo fue un caso especial. Era alérgico a la escuela, allí le destruyeron la personalidad. Pero lo que deberían hacer todos los padres es pasar tiempo con sus hijos adolescentes. Sólo tienes dos o tres años de tiempo, y luego esa oportunidad nunca vuelve.

En el libro habla del miedo que le daba equivocarse, de ser demasiado permisivo.

Durante el primer año con Jesse en casa, sin ir al instituto, me preocupe mucho. A las cuatro de la madrugada me daban taquicardias, pero yo creía que los niños felices acaban siendo niños felices y que los desgraciados, aunque se doctoren, siguen infelices. Pensé que si era capaz de dar a mi hijo una serie de lecciones felices, la vida ya se ocuparía del resto.

¿Cree que hay un períodoespecífico para formarse?

Es una idea que me obsesionó. Me preocupaba que el chico fuera demasiado mayor para volver a la escuela. Lo sorprendente es que mientras él veía esas películas estaba aprendiendo a hacer cine, y de eso yo no tenía la menor idea. Cuando después, me dijo que quería ser realizador de cine, quedé estupefacto.

Pero el Jesse de Cineclub friega platos y canta rap.

Superó lo del rap y estoy encantado. El rap es una forma de arte limitada, no puede crecer en ninguna dirección. Jesse escribió Angels, una letra que se aleja de las que escriben los blancos de clase media, que quieren ser todos del sur de Los Angeles y escriben basura. Escribir no es una postura o una actitud, para mí es contar la verdad. Voy a decir una cosa que no voy a repetir, mi hijo tiene un talento literario superior al mío, lo veo.

Usted acostumbra a escribir de sí mismo y de lo que le rodea. ¿Pero, maquillará algún aspecto, no?

Nada de maquillaje. Intenté no incluir nada en el libro que pudiera hacer que la imagen de mi hijo pareciera poco atractiva. De todos modos, según él, fracasé. Tras leer el libro me dijo que nunca volvería a conseguir una novia. Pero yo le dije que sí.

En Cineclub aprovecha para hacer un repaso personal de la historia del cine. ¿Evitó teorizary sentar cátedra?

Sí, claro, no quería escribir un libro sobre el cine, quería escribir un libro sobre una historia de amor entre un padre y un hijo. Quería compartirla con un público más amplio, no sólo de críticos de cine. La crítica de cine es una de las cosas más secas y difíciles de leer.

Habla sin parapetos no sólo de su familia, sino también las celebridades que ha conocido. De Yoko Ono dice que es una pesada quisquillosa...

Es la peor de todos los famosos que entrevisté. Quedé tristemente sorprendido porque di por sentado que la amiga de John Lenon tendría cierto sentido del humor, pero no lo tenía; sólo un talento limitado y delirios de grandeza. También pienso que Ziggy Marley es un pequeño cretino yHarvey Keitel, un estúpido con un cerebro repleto de carne asada.

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