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La liberación de Al Megrahi amenaza al Gobierno escocés

La oposición critica que no se optó por internar al autor de Lockerbie en un hospital en Escocia

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

Los nacionalistas escoceses se quedaron solos en la defensa de la liberación del libio Ali Al Megrahi, condenado por el atentado de Lockerbie, durante el pleno extraordinario del Parlamento escocés ayer en Edimburgo. El ministro de Justicia escocés, Kenny MacAskill, reiteró que tomó la decisión correcta al aplicar tanto la ley escocesa como los ideales de compasión y justicia que inspiran su sistema legal.

El ministro criticó el recibimiento triunfal que las autoridades libias brindaron al autor de Lockerbie el jueves pasado y que provocó la indignación entre los familiares de las 270 víctimas del atentado contra el vuelo de Pan Am que fue derribado en 1988 cuando sobrevolaba esta localidad escocesa.

La oposición reprochó a MacAskill haber cometido un error por no haber considerado otra opción para excarcelar al libio que sufre un cáncer terminal. El Ejecutivo escocés podría haberle internado en un hospital o una casa bajo protección policial en Escocia. Pero MacAskill argumentó ayer que los mandos policiales le habían desaconsejado esta opción porque necesitarían 48 agentes para relevarse en la vigilancia del enfermo, lo cual provocaría grandes molestias a los familiares de otros pacientes.

El Scottish National Party (SNP) gobierna en minoría con 47 escaños en un parlamento de 129. La oposición tiene que decidir ahora si fuerza la crisis hasta el extremo de derribar al Gobierno nacionalista. Lo más probable es que se conforme con la reprobación del ministro MacAskill o del primer ministro, Alex Salmond. Le queda la opción de aprobar una moción de censura que, si sale adelante, obligaría a los miembros del Gobierno señalados a dimitir.

Los laboristas volvieron a mostrar dos caras. En el Parlamento, el líder del partido en Escocia dijo ayer que el Gobierno había tomado 'la decisión equivocada, de forma equivocada y con consecuencias equivocadas'.

En Londres, el Gobierno laborista continuó sin definirse. El primer ministro Gordon Brown no se ha pronunciado todavía sobre la liberación de Al Megrahi y el ministro de Exteriores sólo ha dicho que el recibimiento festivo que tuvo en Libia, en el que participó el hijo mayor de Gadafi, fue intolerable. Se han limitado a sostener que se trató de una decisión que sólo podía corresponder a las autoridades escocesas. Además, Londres negó acusaciones, según las cuales la decisión de liberara al libio se debió a intereses comerciales.

En el pleno, MacAskill confirmó que se había reunido en prisión con Al Megrahi, a lo que no estaba obligado, dentro del periodo de consultas que abrió meses antes de decretar su excarcelación. Negó que llegara a ningún pacto con él, aunque el libio tuvo que renunciar a su apelación ante los tribunales para que la sentencia fuera firme y se le pudieran aplicar las medidas de gracia.

El ministro de Justicia se unió a las críticas a la llegada de Al Megrahi a Tripoli. En primer lugar, porque no mostró 'compasión o sensibilidad' con las víctimas de Lockerbie. Y además, porque las autoridades libias se habían comprometido, según MacAskill, a que el preso tendría un recibimiento discreto en su país.

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