Este artículo se publicó hace 15 años.
Un libro trata sobre el reto pendiente de reinventar la ciudad
Las ciudades españolas han mudado su piel en los últimos treinta años para hacerse más habitables, pero necesitan un nuevo rediseño que implique a todos los ciudadanos y apueste por la investigación, la ecología o las nuevas tecnologías.
Así lo mantiene en una entrevista con Efe el profesor de Marketing Toni Puig, autor del libro "Marca ciudad. Cómo rediseñarla para asegurar un futuro espléndido para todos", publicado por Paidós.
"Hemos vivido una época de prosperidad y paz increíbles en la que nuestras ciudades se han hecho más cómodas, pero no podemos ser nuevos ricos por más tiempo, porque la crisis económica hará que las desigualdades crezcan y las ciudades se vuelvan invivibles", advierte Puig.
A su juicio, la implicación ciudadana y la asunción de nuevos retos estratégicos son claves para el rediseño.
Así, "las ciudades pueden optar por la investigación, las nuevas tecnologías, la cultura, la universidad o la ecología con el objetivo de diferenciarse", apunta Puig.
Las ciudades que no innovan son, según este experto, "cementerios" o "imitaciones" y de estas últimas "hay muchas en España, pues han copiado construyendo museos de arte contemporáneo, auditorios o edificios emblemáticos".
El rediseño pendiente tampoco puede lograrse con la celebración de grandes eventos internacionales, "algo que sí fue posible" en 1992 con los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla.
En el caso de la Exposición Internacional de Zaragoza, Puig estima que, con cierta distancia temporal, "habría que preguntarse si el acontecimiento sirvió para convertirla en la primera ciudad ecológica de España".
"Si es así, valió la pena la exposición; si no, fue simplemente una fiesta", apostilla.
La ciudad pertenece a sus habitantes pero "la alta abstención en las elecciones municipales significa que lo que proponen los políticos no interesa", sentencia Puig, por lo que denuncia la "pérdida de calidad" de los dirigentes municipales, que "se han cultivado en el interior de los partidos".
"Cuando las ciudades españolas dieron su gran salto en los 80 y 90, los políticos venían de trabajar en asociaciones de vecinos y sabían cómo implicar a sus ciudadanos", explica Puig.
En este sentido, pronostica que "dentro de un tiempo, los ciudadanos se plantearán otra democracia, en la que los partidos políticos no sean los únicos que dispongan del poder".
El alma de la ciudad es su comunidad, "un diálogo interciudadano constante que se ha perdido" y que debe recobrarse desde la cultura y la educación, apostando por una ciudad "más igual, creativa y ética".
"La reinvención de la ciudad brasileña de Curitiva -recuerda Puig- empezó una noche, cuando los vecinos de la calle más ruidosa la destrozaron para hacerla peatonal" y de ella resultó "un modelo más sostenible".
Puig, que ha sido asesor en el Ayuntamiento de Barcelona, alerta de que la ciudad condal puede "convertirse en un parque temático amable" y para evitarlo aboga por un rediseño que la transforme en "una ciudad del diálogo entre las culturas, la sostenibilidad o la paz".
"Barcelona tiene que superar su etapa hedonista, pues después de una larga adolescencia la ciudad no ha sabido vivir su época de madurez", sostiene.
En Latinoamérica, Puig destaca el rediseño de Medellín (Colombia), "que se enfrentó a la violencia construyendo bibliotecas y escuelas", y considera que Sao Paulo (Brasil), Caracas (Venezuela) o México D.F. lo "tienen muy mal para reinventarse".
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