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El liderazgo de Rajoy, de nuevo en entredicho

En el PP temen que el centro derecha se vea 'desencantado'

MARÍA JESÚS GÜEMES

El liderazgo de Mariano Rajoy vuelve a estar en la cuerda floja. La ruptura con UPN sólo es el hilo de una gran madeja que se retuerce y aumenta desde el día en que el jefe de la oposición decidió seguir siéndolo. Sabía que lo tenía complicado y que el XVI Congreso iba a ser toda una prueba de fuego. Pero salió de ella relativamente airoso. Presentó un nuevo equipo y acalló las voces críticas.

Por lo visto era un paréntesis. Desde el reinicio del curso político a Rajoy no han hecho 'más que crecerle los enanos', según explica un dirigente del partido. Y con ello han resurgido las dudas en las filas conservadoras. Más de uno se pregunta si mantiene la estrategia acertada y cuestiona de nuevo su autoridad. En la dirección del PP saben que en el partido conviven dos sectores: uno más enraizado en la derecha pura y dura y otro que no hace más que reivindicar el centro. También reconocen la existencia de una nueva generación de dirigentes que, ya activados, resultan imparables.

La derecha sin matices no preocupa demasiado. La dirección del PP cree que representa a un 15% del partido, que la mayoría se ha refugiado en el PP de Madrid y que podrán hacerle frente. Sobre todo si la derecha mediática se mantiene aplacada. Otra cosa son los demás. Rajoy no se puede permitir perder la confianza de los que precisamente le respaldaron en su momento y, por lo visto, con sus últimas actuaciones, unos cuantos se están replanteando su apoyo.

'El peligro es el desencanto en el centro derecha', revela un miembro del Comité de Dirección. Muchos de los colaboradores de Rajoy piensan que es importante que genere 'ilusión' porque si no, 'tiene la batalla perdida'.

En la sede nacional del PP son conscientes de que el frente interno contra su presidente sigue vivo y que en las citas electorales le analizarán con lupa. Los comicios europeos serán clave. 'Si Rajoy gana, tiene una oportunidad. Si pierde, un problema', reconocen desde su entorno.

Le siguen dando vueltas a los pros y contras de apostar por Mayor Oreja o Gallardón como candidato europeo y anuncian que Rajoy no dirá nada hasta el último minuto. Como siempre. Es su estilo. Pero en el partido muchos comienzan a estar hartos. De eso y de que esté permanentemente justificando la labor de una oposición constructiva, de que la brecha entre el Grupo Parlamentario y Génova se mantenga, de que el nuevo organigrama se haya desinflado...

En el PP creen que los errores en cadena se suceden desde que comenzó a gestarse la última reunión entre Rajoy y Zapatero. Algunos diputados valoran que fue entonces cuando empezaron a perder terreno en materia económica. El 'coñazo' del desfile, los líos con Sanz, el afán soberanista de Coalición Canaria y los casos de corrupción que han salpicado al partido no han hecho más que empeorar la situación.

Los que defienden a Rajoy inciden en lo aplaudido de su discurso en el debate de Presupuestos y en que, aunque se le acuse de no saber manejar la situación, era su labor agotar todas las vías para tratar de recomponer la relación con UPN y que se ha puesto firme visto que era un imposible. Pero la cara de Rajoy es un reflejo de su estado de ánimo y en estos días ha sido un poema. No hace falta que algunos de los suyos digan que le ven 'bajo de moral'.

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