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Llega a España el primer vuelo de Chile tras el terremoto

EFE

El primer vuelo desde Santiago de Chile, tras el terremoto que sacudió ese país el pasado sábado, llegó hoy a Madrid con 204 pasajeros, en su mayoría turistas franceses y algunos españoles y chilenos que recordaron la "terrible experiencia".

El vuelo, de la compañía Lan Chile, aterrizó con una hora de retraso sobre el horario previsto (las 12:25 horas GMT).

Esta misma tarde se espera que llegue un segundo avión, de Iberia, que también ha despegado desde la capital chilena, después de que el aeropuerto se reabriera este martes tras el seísmo, que ha dejado al menos 795 fallecidos y más de dos millones de afectados.

Entre las ganas de llegar a casa y el cansancio acumulado han sido pocos los pasajeros que prestaron a hablar con los medios sobre lo "horrible que ha sido todo", aunque algunos, ya a salvo, le han puesto humor a su relato.

Es el caso de Ramón, un español que se encontraba en Valparaíso, en medio de un monte adonde había ido a pescar con unos amigos: "Fue terrible -relató-, los chilenos en seguida se dieron cuenta de lo que pasaba y se pusieron a salvo, los españoles nos quedamos en la cama".

"La mía, de madera maciza, se desplazó metro y medio y pasamos trece horas angustiosas. No podíamos salir del lugar, porque las carreteras estaban colapsadas", agregó Ramón.

En sus declaraciones, todos los chilenos aludieron a la gran tragedia que supuso el tsunami que siguió después y que, según dicen, nadie supo prever, y también a la psicosis que siguió al seísmo.

Para Ignacia Depiano, una joven chilena residente en España, "lo más impresionante ha sido ver el cambio del país en apenas tres días: de funcionar todo perfectamente a que todo vaya mal".

En la sala de llegadas del aeropuerto Madrid-Barajas, los familiares que aguardaban apenas pudieron contener la emoción.

Una mujer que venía de Salamanca (oeste de España) para recoger a su cuñado se echó a llorar al recordar que el marido de su hermana "creía que no lo contaba", porque mientras salía de su hotel, las escaleras que dejaba atrás se iban resquebrajando.

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