Este artículo se publicó hace 15 años.
Llega el Lobezno "más real y más visceral"
Hugh Jackman presenta en España la nueva entrega de la saga de mutantes de Marvel, 'X-Men Orígenes: Lobezno'
De cerca, Hugh Jackman (Sidney, 1968) no tiene nada que ver con la bola de pelo de metro y medio que es Lobezno en los tebeos de la Marvel. Más bien tiene que ver con aquel barón inglés fuera de época que interpretó junto a Meg Ryan en la comedia romántica Kate & Leopold: alto, elegante, casi delicado. En algún lugar ha dejado colgadas las garras de su personaje y se ha enfundado el traje gris de un hombre de negocios de Hollywood para visitar nuestro país. Y es que no sólo vuelve a ponerse en los huesos de adamantium del antihéroe en X-Men Orígenes: Lobezno (el 30 de abril, en los cines españoles), sino que viene como productor de la cinta.
En realidad, Jackman en 2009 tampoco tiene mucho del actor que era hace nueve años, cuando debutó como Lobezno en la primera X-Men: hoy es una de las estrellas mejor cotizadas en Hollywood, capaz de hacer teatro, bailar en un musical (y acaba de anunciar que prepara una nueva versión para cine de Carousel), presentar la última gala de los Oscar e interpretar a uno de los superhéroes con peor pronto. "Producir ha sido algo gradual dice el actor. Ya en la última entrega de X-Men (2006), estuve mucho más involucrado. Ahora he podido decidir sobre el director, el reparto y tener un mayor control sobre el guión. He interpretado cuatro veces al personaje, así que ejercer de productor es una manera de proteger al personaje y mi visión de Lobezno".
El actor australiano Hugh Jackman posa para los medios gráficos en la Puerta de Alcalá. EFE
"Producir es una manera de proteger mi visión de Lobezno"
Rodada en Nueva Zelanda y Australia, Jackman ha buscado para Orígenes un reparto con rostros tan populares como Dominic Monaghan (Perdidos) o el rapero Will. I. Am, productor musical del Yes We Can de Obama. La película presenta la infancia de Logan y recorrer su vida hasta convertirse en Lobezno, "el mejor que hay en lo suyo", a lo largo de casi dos siglos y a través de conflictos como la Guerra de Secesión, la Primera y la Segunda Guerras Mundiales y Vietnam. Y de ahí a su participación en el proyecto Arma X y sus relaciones personales con su hermano Victor (Liev Schreiber) o su romance con Kayla (Lynn Collins).
"Su historia es lo que los fans llaman una precuela. Su argumento profundiza en sus raíces y en las batallas internas de un hombre en un mundo donde no hay buenos y malos de forma clara. Además de una película de acción es una historia de amor pero, sobre todo, es un entretenimiento", dice Jackman, para quien "Lobezno fue el primer antihéroe de Marvel. Rompió moldes, supone un concepto de personaje que Hollywood está haciendo suyo y que permite dar al público protagonistas más profundos, con más lecturas".
¿Una película de Gambito?
"No puedo ir por la calle sin que un fan me dé una opinión mala sobre X-Men"Héroe o antihéroe, desde luego Lobezno es un tipo más físico que otra cosa, pura carne, un aspecto con el que Jack-man, que incluso luce algún desnudo, está encantado: "Realmente me lo paso en grande con las partes físicas del papel. Combina dos cosas que me encantan: deporte y baile. Intento poner fisicalidad en todos mis personajes. Uso mi cuerpo tanto como puedo. Y Lobezno es un personaje con mucha ira. Es un reto porque es bastante alejado de lo que soy yo".
Como productor, Jackman tiene claro que su película debe contentar a los fans, aunque sean tan hardcore como los de los cómics de superhéroes. "La verdad es que no puedo andar por la calle sin que se me acerque alguno y me dé su opinión sobre X-Men... casi siempre negativa. El Lobezno de esta película es más feroz y tiene más que ver con el del cómic, pero cuando hacemos una película, tenemos que dejar de lado estas consideraciones y tomar nuestras decisiones".
Quizá el mayor acierto en este sentido sea la incorporación del personaje de Gambito (Taylor Kitsch), que los seguidores de X-Men pedían a gritos. Jackman no sólo es consciente de que su presencia producirá onomatopeyas en las salas: "No me sorprendería que dentro de poco tuviese su propia película".
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