Este artículo se publicó hace 14 años.
"Llevaba 30 años pensándolo"
A Paul Van den Bosch, londinense de 55 años, lo localizó la receptora
Un médico de cabecera tiene pacientes con patologías diversas. Por la consulta del doctor Paul Van den Bosch, en un pueblecito de los alrededores de Londres, dio la casualidad de que pasaron "bastantes personas con disfunción renal". Ese fue el primer empujón que llevó a Van den Bosch a plantearse donar un riñón. "Llevaba 30 años pensándolo", explica por teléfono, desde su casa en Londres. Hace dos años, un año después de que el Gobierno británico lo permitiera, donó uno de sus riñones.
Van den Bosch explica que siempre ha sentido que le debe algo a la vida. "Tengo buena salud, un buen trabajo, una buena familia... Es una bendición", se sincera. "También he viajado mucho, recuerdo que cuando estuve en África y vi lo difícil que era la vida para esas personas, sentí que tenía que pagar una deuda", prosigue.
Van den Bosch considera que aunque su donación haya sido del todo altruista, no deja de ser un acto egoísta, porque él ahora se siente mejor. "Existe evidencia científica de que las personas generosas obtienen beneficio de ello", asegura.
Gratitud del receptorEn Inglaterra, como se hará en España, se preserva la identidad del donante altruista. No obstante, Van den Bosch llegó a recibir un correo electrónico de su receptor dándole las gracias. "No firmó ni puso ningún dato personal, pero sé que era una mujer", confiesa. Él prefiere no conocerla nunca.
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