La lucha y prevención del sida en Haití es el objetivo de los principales organismos internacionales y de la ONU en este país, a pesar de la devastación provocada por el terremoto del pasado 12 de enero.

"Lo que hemos hecho hasta ahora ha sido dar respuesta a la epidemia, reaccionar. Ahora queremos aplicar una estrategia de prevención global", explicó en una entrevista con Efe Lelio Marmora, director regional para América Latina y el Caribe del Fondo Mundial de lucha contra el SIDA, la tuberculosis y la malaria.

Haití, un país con 9,6 millones de habitantes y una prevalencia del sida del 2,2 por ciento, fue el primer receptor de una subvención del Fondo Mundial en América Latina y el Caribe.

El país caribeño ha recibido desde el 2003 el apoyo tanto del Fondo -que ha aprobado subvenciones por valor de 259 millones de dólares, de las cuales se han desembolsado 158 millones- como de otros organismos internacionales, como el estadounidense PEPFAR o agencias de la ONU como Unicef.

Antes del sismo, el Fondo y PEPFAR iniciaron un proceso de fusión en un intento de dejar de duplicar esfuerzos y costos.

"La idea era unificar dos sistemas paralelos, con dos gastos transaccionales distintos, que cubrían sectores diferentes y con una base ya existente de colaboración", explicó Marmora.

La unión estaba "casi terminada" cuando ocurrió el terremoto, lo que facilita sólo relativamente el nuevo proyecto, dada la cantidad de actores implicados.

La idea es que en el nuevo esfuerzo coordinado participen el programa de SIDA de Naciones Unidas (ONUSIDA), el Banco Mundial, la Organización Panamericana de Salud (OPS), Unicef, la UNESCO, el Alto Comisariado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Oficina de Coordinación para Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA), así como PEPFAR y el Fondo Mundial.

"Queremos centrarnos en los programas", aseguró Marmora, quien se mostró convencido de que debe comenzar a funcionar este año, por lo que han sido convocadas en los próximos meses reuniones de coordinación.

Un aspecto clave para que el proyecto funcione es que el Gobierno haitiano asuma como propio el programa. "Respetar la agenda nacional es esencial, el Gobierno debe tener el sentido de pertenencia, sino no va a funcionar", señaló Marmora.

Esta premisa es una de las normas del funcionamiento del Fondo, que antes del terremoto financiaba la entrega de antirretrovirales a 12.000 personas, de las 30.000 que obtienen medicamentos contra el VIH en el país.

"El número exacto de infectados nadie lo sabe", aclaró Marmora.

Tras el sismo, el Fondo pudo disponer de las reservas de PEPFAR -cuyas instalaciones habían quedado casi intactas- una ayuda que permitió el mantenimiento de la distribución de antirretrovirales al mismo número de personas para los próximos seis meses.

La mayoría de los archivos de los pacientes están bajo los escombros, "muchas de las personas no saben ni tan siquiera qué medicamentos tomaban ni en qué cantidades", recordó Marmora.

"El esfuerzo es mayúsculo. Por ello es tan importante este nuevo proyecto coordinado entre todos los actores en el terreno, porque nos va a permitir racionalizar, y por tanto optimizar, toda la acción", concluyó Marmora.