Este artículo se publicó hace 15 años.
"Lulu" de Alban Berg inaugura la temporada lírica del Teatro Real
La ópera inacabada de Alban Berg "Lulu" inaugura el próximo lunes la decimotercera temporada lírica del Teatro Real, que estará dedicada a los personajes femeninos y que se inicia con esta versión concluida de Friedrich Cerha de la historia de esta mítica 'mujer fatal'.
El maestro israelí Eliahu Inbal es el director musical de esta partitura que Berg dejó inacabada en 1935 y que fue completada por Cerha en 1979, una versión que ya fue presentada hace 21 años en el Teatro de la Zarzuela y que llega ahora por primera vez al Real en una coproducción realizada por este coliseo y la Royal Opera House de Londres, donde se estrenó el pasado mes de junio.
"Lulu", que estará en el Real hasta el 16 de octubre y que ya tiene el 93 por ciento de las entradas vendidas, es una ópera de casi cuatro horas de duración en tres actos, escrita a partir de dos tragedias del dramaturgo alemán Frank Wedekind, "Erdgeist" (Espíritu de la Tierra) y "Die Büchse der Pandora" (La caja de Pandora) que narra el ascenso y la caída de una 'femme fatale' llamada Lulu.
Una ópera que a Inbal, director musical del Teatro La Fenice de Venecia, le gusta comparar con el cine negro, según ha declarado hoy durante la presentación de este montaje cuyo decorado y vestuario son en blanco y negro, unos colores que apuntalan una trama "trágica sin esperanza" con unos "personajes terribles, criminales y débiles" y una sucesión de tragedias con seis muertes en escena.
El personaje principal es Lulu, víctima y verdugo de su mundo oscuro y sórdido, que será interpretado por la sueca Agneta Eichenholz y por la danesa Susanne Elmark.
Elmark ha apuntado que "Lulu" es una obra muy difícil para los artistas en cuanto a "la música, la voz y la técnica" porque ella "es todas las mujeres de la historia de la ópera y a la vez ninguna", mientras que Eichenholz ha comentado que ella se ha inspirado en "La Traviata" para encarnar a este personaje.
Tras interpretar el rol titular de "Giuliu Cesare" de Händel, la mezzosoprano Jennifer Larmore vuelve al Real como Condesa Geschwitz, la "única persona que ama incondicionalmente a Lulu", según Larmore, que recomienda esta ópera a un público conocedor del género.
Con esta intención, el Teatro Real ha organizado entre otras actividades, unas explicaciones previas a "Lulu" media hora antes de cada función.
Una de las dificultades de "Lulu" es que utiliza un lenguaje dodecafónico, un sistema de tonalidades que en el siglo pasado "no funcionó muy bien porque daba unos resultados estériles y fríos", ha subrayado Inbal, para quien "Lulu" logra superar "ese aspecto atonal" con melodías que recuerdan a Puccini o Strauss junto a una "música muy depresiva" que puede acompañar "cualquier tragedia".
Pero lejos de ser una ópera diferente por su forma, también lo es por su trasfondo, "una constante metáfora sobre el declive de la democracia" que, en este montaje, se ha plasmado con una puesta en escena "reducida y minimalista" concebida por el director de escena Christof Loy y acompañada de una coreografía de Thomas Wilhelm.
Entre los intérpretes están también Sten Byriel, Will Hartmann, Franz Grundheber, Paul Gay, Gerhard Siegel y Heather Shipp, así como los cantantes españoles Ruth González, Itxaro Mentxaka, María José Suárez, David Rubiera y Josep Ribot.
El director general del Teatro Real, Miguel Muñiz, ha resaltado que no se debe caer en el tópico de definir esta puesta en escena como un "semi-stage" porque este decorado defiende sobre todo "a los personajes" y es "mucho más difícil que una ópera con decorados".
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