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El 9-M y las discrepancias con el Gobierno marcan las elecciones episcopales

EFE

Las discrepancias con algunas de las leyes aprobadas en la pasada legislatura y las elecciones del 9 de marzo marcan la renovación de los cargos de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y divide a los obispos entre reelegir a Blázquez para un segundo mandato o votar al cardenal Rouco como nuevo presidente.

Lo que fuentes eclesiales sí descartaban hoy tras la apertura de la Asamblea es que pueda darse la circunstancia de una "tercera vía" que pudiera elevar a la presidencia a un "obispo tapado", al que avalaría el cardenal y arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco.

En el entorno del cardenal se aseguraba también a Efe la semana pasada que la votación que se inicia esta tarde con los sondeos previos se decantaría entre revalidar a Ricardo Blázquez o la elección del cardenal de Madrid, opción que cuenta con apoyos numéricos importantes en el seno de la CEE y que es la preferida de los movimientos y sectores más conservadores de la Iglesia española.

En contra de esta "línea dura" contra la política del presidente Rodríguez Zapatero están los que apuntan que es tradición en la CEE que los presidentes repitan para un segundo mandato, y que el talante "mas dialogante" de Ricardo Blázquez harían más fáciles las relaciones Iglesia-Estado, cuestión en la que también estaría la Santa Sede.

Ricardo Blázquez cuenta también en su haber el acuerdo conseguido sobre la financiación de la Iglesia, pero tiene en el debe lo que muchos obispos y sectores católicos califican de "manifiesta hostilidad laicista" del Gobierno socialista, máxime cuando puede gobernar otra legislatura.

Dentro de las especiales circunstancias que rodean también esta renovación de cargos de la CEE, figura la cena que protagonizaron José Luis Rodríguez Zapatero y el nuncio en España, Manuel Monteiro, en la Nunciatura tras las críticas verbales que desde el PSOE y otros partidos políticos se fueron vertiendo tras el documento de los obispos orientando el voto de los católicos, y la alusión en el mismo a la negociación con ETA.

Desde el sector más conservador de la Conferencia Episcopal, molestos con la "fotografía de normalidad" que facilitó la Nunciatura a la Moncloa, se filtró que el Nuncio no había solicitado la autorización del Vaticano para ese encuentro.

Las críticas contra Manuel Monteiro vinieron también desde la COPE y otros medios de comunicación cercanos a los planteamientos de Rouco y del cardenal primado de Toledo, Antonio Cañizares.

Por contra, los partidarios de la continuidad de Blázquez vieron en la escala en Barajas, tras su visita a Cuba, del Secretario de Estado del Vaticano, Tarsicio Bertone, y su entrevista con el Nuncio, el apoyo a la "línea conciliadora" de Blázquez, con una relación más fluida con el Gobierno, aunque en lo doctrinal coincida con el resto del episcopado en su oposición a alguna de las iniciativas legislativas del Ejecutivo.

La situación en la Casa de la Iglesia es, pues, de reflexión y prudencia ante una elección que viene marcada por la incógnita de los resultados electorales del próximo domingo.

Tanta es la prudencia, que el presidente de la CEE finalmente elegido, sea Blázquez, Rouco o cualquier otro, comparecerá mañana brevemente ante los medios informativos, pero sin admitir preguntas. Tampoco se celebrará la habitual rueda de prensa que el jueves o viernes se celebraba en la sede de la CEE, con la comparecencia del portavoz para informar sobre los acuerdos adoptados por la Asamblea.

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