Este artículo se publicó hace 16 años.
Madagascar combatirá el tabú contra los gemelos
Víctima de una superstición de la isla en la que nació, la joven de 29 años Zaely nunca conoció a su hermana gemela, que fue criada por otra persona.
Las dos nacieron en Madagascar, en la región de Mananjary, donde la gente piensa que los hermanos gemelos traen mala suerte. Los desafortunados padres se ven obligados a separarlos o a verse aislados por sus vecinos.
"La he buscado, pero sin resultado", dijo Zaely, que vive de vender artesanía.
Los fady o tabúes locales son una parte importante de la vida diaria en esta gran isla, que ha fascinado a los antropólogos con su mezcla única de culturas.
"Tuve que abandonar a mis gemelos hace 10 años", se lamenta a su vez Voahirana Ruphine, una profesora de 20 años. "No les he visto desde entonces".
Desde 1987, dos orfanatos de Mananjary han recibido a 236 gemelos abandonados, según las autoridades.
Pero Madagascar podría estar tomando medidas al respecto.
Primero se aplicará un plan de cuatro años para concienciar a la población e intentar quitarle apoyos al tabú, un programa que incluirá conversaciones con los líderes locales, los padres y los niños, así como campañas en los medios de comunicación.
A más largo plazo está prevista la aprobación de nuevas leyes más duras.
"Se está preparando una ley para reforzar la protección de los gemelos", dijo a Reuters Laurette Randrianantenaina, directora de reforma judicial en el Ministerio de Justicia de Madagascar.
Es probable que la nueva legislación, explicó, dé más poder a la policía y a los jueces para intervenir en nombre de los padres y los niños bajo presión de las comunidades.
Desde el momento en el que los misioneros galeses llevaron la primera Biblia a Madagascar en el siglo XIX, las tensiones han ido creciendo entre las antiguas tradiciones de la isla y el cristianismo, la religión que profesan dos quintos de sus 17 millones de habitantes.
"Fue nuestra fe lo que nos dio el valor para quedarnos a nuestros gemelos", dijo Ralay, un carpintero cristiano de 48 años, sobre la decisión que tomó con su esposa de conservar a sus hijos, que ahora tienen cuatro años.
"Se nos ha prohibido ir al tranobe (reuniones de la comunidad local), y no nos beneficiamos de ninguna ayuda social pese a nuestra difícil decisión", añadió.
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