La séptima jornada reservaba dos pruebas de fuego para los dos vecinos y grandes rivales de la capital, el Real Madrid y el Estudiantes, y los resultados registrados han confirmado la fractura existente hoy en día entre ambos equipos, aparte de explicar porqué su último enfrentamiento no alcanzó la categoría de derbi.

El Real Madrid salía a la pista del Akasvayu, donde había perdido sus últimas cuatro visitas y donde los locales le esperaban después de tres partidos sin conocer el triunfo en la ACB. Apareció de nuevo el estadounidense Charles Smith (veintinueve puntos), el Madrid fue mejor como bloque, Marc Gasol no pudo hacer el milagro y los blancos volvieron a ganar en Fontajau (83-94).

El MMT Estudiantes afrontaba otra salida peliaguda, al fuedo del Cajasol. Ambos con un solo triunfo. Ahora, los sevillanos suman dos porque ganaron por 86-72. Ahora, los colegiales cierran la tabla y ven ante sí un abismo profundo y pavoroso. Por eso no hubo derbi en el primer envite entre madridistas y estudiantiles hace pocas fechas. El Estudiantes debe pensar en otras cosas. Al Madrid le apartó del liderato posicional el apretado triunfo del DKV Joventut contra el Ricoh Manresa (87-86), pero va a ritmo.

El Unicaja atraviesa momentos de zozobra similares a los que soplan por la madrileña Calle Serrano. Los andaluces, pese a otra demostración de Carlos Cabezas, perdieron otra vez. La responsabilidad es del iurbentia Bilbao, que se impuso por 76-77 y disfruta de su mejor clasificación liguera.

Los bilbaínos siguen cerca de una zona en la que el Barcelona parece haberse acomodado, aunque ante el Grupo Begar León recayó en algunas lagunas de juego colectivo que suplió a golpe de individualidad (67-56).

Y también mantiene un buen ritmo el Pamesa Valencia, superior en todas las facetas al Grupo Capitol Valladolid (70-81), como el Tau ante el Gran Canaria, al que superó por 83-94. Los canarios perdieron la ocasión de elevar a doce su racha de triunfos como equipo local.