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La majestuosa belleza en piedra de El Escorial acogerá dos encuentros del papa

EFE

El Monasterio de El Escorial, símbolo en piedra granítica de la España del Siglo de Oro, del poder de un Imperio gobernado con mano firme desde sus estancias por quien lo mandó construir, el rey Felipe II, acogerá hoy los encuentros que el papa mantendrá con religiosas y profesores universitarios jóvenes.

Benedicto XVI irá desde Madrid hasta la ladera del monte Abantos, en el macizo de Guadarrama, a cincuenta kilómetros de la capital y donde desde finales del siglo XVI se levanta el Real Monasterio, para celebrar estos dos encuentros.

Ambos se producirán en la mañana de su segundo día de estancia en la capital, a donde el papa llegó ayer para asistir hasta el domingo a la XXVI Jornada Mundial de la Juventud.

Antes, en el palacio de La Zarzuela, antiguo pabellón Real de caza y hoy residencia de los Reyes, el Pontífice se reunirá con don Juan Carlos y, a continuación, mantendrá un encuentro privado con la Familia Real.

Mandado construir por Felipe II como demostración de su robusta fe en Cristo, de su formación humanística y su gran afición a la caza, además de un carácter muy proclive a la meditación, las obras comenzaron en abril de 1563, dirigidas por el arquitecto Juan Bautista de Toledo, y finalizaron en septiembre de 1584, ya con Juan de Herrera al frente del proyecto. El propio rey de la Casa de Austria supervisó personalmente todo el proceso.

Con El Escorial triunfa un nuevo estilo arquitectónico, sobrio, elegante, imponente en sus proporciones, fiel representante del espíritu de la Contrarreforma católica, que tendrá en la Corona española a su principal defensora, frente a los países europeos que habían abrazado la reforma protestante.

El hijo del emperador Carlos V quiso que su gran obra arquitectónica fuera monasterio, habitado por monjes -hoy agustinos- dedicados a la oración, residencia Real -el Palacio de los Austrias- y también Panteón Real. Desde entonces es lugar para el descanso eterno de Austrias y Borbones.

Con planta rectangular y forma de parrilla, símbolo del martirio de San Lorenzo, el monasterio está orientado a los cuatro puntos cardinales, si bien el altar de la Real Basílica, donde hoy el Papa se encontrará con profesores universitarios jóvenes, ante quienes hablará, lo está hacia el este.

Con 1.200 puertas y 2.672 ventanas, el Real Monasterio cuenta con una importante pinacoteca, con obras de El Greco, Tiziano, Velázquez, Veronés, El Bosco o Lucás Jordán, entre otros grandes maestros, y una biblioteca que guarda un tesoro bibliográfico único en el mundo y una magnífica colección de mapas.

En el Patio de los Reyes, que se extiende a la entrada de la basílica, el Santo Padre celebrará su encuentro con religiosas jóvenes.

Esta joya arquitectónica que es el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, gestionado hoy por Patrimonio Nacional, ha sido restaurada en numerosas ocasiones. Más de cuatro siglos después de su construcción, siguen vigentes aún los fines -espirituales, docentes,...- para los que fue erigido.

En el salón de embajadores de la Nunciatura Apostólica, la embajada vaticana en Madrid y residencia del papa mientras esté en Madrid, Benedicto XVI compartirá su almuerzo con un grupo de jóvenes de los cinco continentes y representativos de los cientos de miles que desde comienzos de semana abarrotan la ciudad.

Allí mismo, en la Nunciatura, el Santo Padre mantendrá por la tarde un encuentro oficial con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que acudirá a visitarle.

A las siete y media, Benedicto XVI presidirá el Vía Crucis que discurrirá por el Paseo de Recoletos, entre dos de las plazas más emblemáticas del centro de la ciudad, la dedicada a Colón y la de Cibeles, donde volverá a hablar a los peregrinos de la JMJ.

En Cibeles se levanta un enorme escenario desde donde el Papa se dirigió ayer jueves a los peregrinos, que le tributaron una multitudinaria y calurosa bienvenida, y donde se situó el altar para la misa con la que el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, inauguró oficialmente el martes este encuentro mundial de jóvenes católicos.

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