Este artículo se publicó hace 14 años.
Más de 50.000 personas visitaron ya el pabellón de España en los ensayos de la Expo 2010
Más de 50.000 personas pasaron por el pabellón de España en la Exposición Universal de Shanghái en tan sólo dos días, los penúltimos de ensayos generales con público celebrados antes de la apertura del evento, después de rozar ayer el límite diario del edificio: 30.000 visitantes en una sola jornada.
El pabellón recibió ayer la visita de 29.182 personas, del total de 400.000 que pudieron acceder a las pruebas de gestión de público en todo el recinto, que mantuvo abiertos 60 pabellones, confirmó a Efe hoy un responsable de prensa de la Sociedad Estatal para Exposiciones Internacionales (SEEI).
El espacio español se incorporó a esos ensayos el pasado viernes, cuando fue visitado por 21.600 personas, cerca de la quinta parte de las más de 100.000 que visitaron en total los 50 pabellones que ese día estuvieron abiertos.
Hoy la Expo hizo un último ensayo con cerca de 100.000 personas, aunque la zona de Europa fue mucho menos visitada que en días anteriores, al estar cerrados sus pabellones más populares, como España y Alemania, según recoge el diario oficial "Shanghai Daily".
El éxito en los ensayos del llamado "pabellón cesto", por su fachada cubierta de paneles de mimbre, se ve acrecentado porque hasta ahora apenas ha abierto sus puertas cerca de la cuarta parte de los pabellones.
En su interior del edificio español, los primeros visitantes pudieron recorrer tres salas temáticas: "Origen", concebida por el cineasta Bigas Luna, "Ciudades", del director Basilio Martín Patino, e "Hijos", de su colega Isabel Coixet.
Si en la primera sala el público local se salpica de "ADN español", como le gusta decir a Bigas Luna, con un espectáculo audiovisual combinado con una bailarina de flamenco en directo, en "Ciudades" se empapa de la memoria colectiva española mediante un "collage" audiovisual de la mano de Martín Patino.
Imágenes evocadoras del pasado reciente de los españoles se suceden sobre una serie de pantallas horizontales y verticales que forman una composición que rodea al espectador, con las que el artista ha tratado de recrear el funcionamiento de la memoria, que "acumula toda nuestra experiencia sin un orden cronológico".
"Está todo ahí: el presente, el pasado y el futuro, y esas cosas las agrandas, las proyectas y funcionan, porque en cuanto uno las vomita, están llenas de vida y de historia, y son cosas muy parecidas a las que ocurrieron aquí (en China)", señaló a Efe Martín Patino.
Otra gran sorpresa espera en el espacio de Coixet, donde a la luz natural que pasa a través de la fachada de mimbre y cristal del pabellón, el visitante se encuentra con un bebé de seis metros y medio de alto, Miguelín, un enorme muñeco que se mueve, sonríe e invita a los visitantes a pensar en el futuro.
"Me parecía importante que en esta sala, además de que se viera la estructura del edificio, hubiera algo que llamara al pueblo chino a venir aquí", explicó a Efe Coixet, ya que "en esta Expo todo el mundo está compitiendo con sus mejores armas".
El bebé gigante sin duda se convertirá en la fotografía obligada de los visitantes del pabellón, lo que podría ayudar a repetir el éxito del espacio español en la Expo Universal anterior (Aichi 2005, en Japón), cuando fotografiarse entre los coloridos hexágonos de su fachada se convirtió en uno de los recuerdos más populares.
"Para mí el bebé es un elemento que te tiene que hacer pensar", afirma la directora, ya que "cuando hablamos de una ciudad mejor y una vida mejor (el lema de esta Expo), eso es ¿para quién?".
La sala de los "Hijos" trata de "hablar de las cosas más positivas que tenemos", ya que, asegura, "cuando les explicas (a los chinos) que la sanidad en España es gratuita, que las escuelas son gratuitas, y que la mitad de los miembros del gobierno son mujeres, no se lo acaban de creer".
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