Este artículo se publicó hace 17 años.
McCartney conquistó al público francés con su actuación en la sala Olympia
El músico británico Paul McCartney puso anoche en París una nota nostálgica para los amantes de The Beatles y desgranó en la famosa sala Olympia un puñado de canciones que denotan que es uno de los autores "pop" más célebres.
McCartney volvió al Olympia, donde actuó en 1964 con la banda de Liverpool y en 1972 con su posterior grupo, The Wings, en un concierto aislado a rebufo de su disco más reciente, que salió hace unos meses "Memory almost full".
Y sobre todo para preparar el terreno a una colección de tres DVD que saldrán en noviembre y que recorrerán varias décadas de su música.
Ante una sala llena, donde abundaban los aficionados en la cincuentena (algunos con sus hijos) previamente entregados, el músico inglés dio un recital en el que, sabiamente, mezcló estilos y épocas, departió con el público e hizo gala de un amplio dominio del escenario.
De la mandolina al piano, de la guitarra acústica a la eléctrica, y acompañado de una banda sólida, McCartney se movió con un soltura con un repertorio en el que incluyó desde piezas de su adolescencia en Liverpool hasta algunas recientes, ahora que está ya en los 65 años.
Con traje oscuro y corbata estrecha, en una estética no muy alejada de la época "beatle", McCartney dedicó la primera media hora del concierto a canciones de los años 70 y algunas de su último disco.
Entre ellas "Dance tonight", que abre "Memory almost full" y que está inspirada en unos pasitos de baile de su hija de tres años.
Evocó sus conciertos en el Olympia con sus tres compañeros de Liverpool y emocionó al público con "The long and winding road" y, sobre todo, cuando dedicó "Here today" a John Lennon.
Pasada la media hora echó mano de algunos clásicos de los Beatles, como "Eleanor Rigby" y "Michelle", que terminaron de caldear el ambiente.
Cambió entonces de ritmo para deslizarse por una pendiente más rockera y fue el momento de "Back in the USSR" y de "Live and let die".
El público, que en la espera había entonado "Hey Jude", vio por fin cumplido su deseo de cantarla, antes de que McCartney y los suyos se retiraran.
En las dos tandas de bises el músico inglés apostó sobre seguro y, entre otras, no faltaron la inevitable "Let it be" y, para terminar, "Get back".
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