Este artículo se publicó hace 15 años.
"Me agradecía cada día que tocara con él"
Javier Mas, el guitarrista aragonés de Cohen, cuenta sus experiencias junto a la estrella
Javier Mas (Zaragoza, 1952) descolgó el teléfono un día de finales de 2007 y una voz profunda en un grave inglés le dijo: "Hola Javier, soy Leonard Cohen". Segundos después, escuchó una propuesta que iba a cambiar la vida: "¿Quieres tocar en mi banda?". "Pensé en los conciertos que tendría que cancelar en los siguientes meses cuenta a Público Javier Mas desde Lisboa, donde Cohen tocó el jueves y le dije inmediatamente que sí".
Cohen conoció a Mas gracias a unos conciertos de homenaje al canadiense en los que se unieron Jabier Muguruza, Javier Colis o Enrique Morente con extranjeros como Jackson Browne o el propio hijo de Cohen, Adam. Mas, virtuoso guitarrista aragonés que ha tocado con Raimundo Amador, José Mercé, Manolo García o Milton Nascimento, se encargó de la dirección musical de los recitales, incorporando instrumentos españoles como la bandurria a los temas del autor de Suzanne. "Aunque Cohen no estuvo presente en los conciertos, tuvo la oportunidad de escucharlos a posteriori y mis arreglos le gustaron mucho", explica Mas.
Después de 16 meses de gira, Mas ya ha olvidado los apuros iniciales provocados por el sindicato de músicos estadounidense: "Decían que en EEUU había miles de mandolinistas, que por qué tenía que contratar a uno español. Tuvimos que aportar decenas de papeles para demostrar que lo que yo hacía era algo específico e incluso tuve que enviar grabaciones mías. El propio Cohen escribió una carta argumentando por qué me necesitaba precisamente a mí".
Mas envió primero sus instrumentos y luego voló a Los Ángeles cuando los ensayos de la gira ya habían comenzado. "Fui directamente desde el aeropuerto a los estudios. Me dio un abrazo, me dio las gracias por haber ido y me dijo que fuera a descansar. En las primeras pruebas, cada día me agradecía que estuviera allí, cada día", recuerda Mas, que ya cuando tenía 15 años tocaba las canciones del canadiense en la intimidad.
Dice que Cohen le da abosluta libertad: "Me siento más libre incluso que con mi propio repertorio. Después de 150 conciertos, ya ni pienso, sólo toco lo que siento en el corazón". Mas se emociona en el escenario, ya sea cuando Cohen se le acerca mientras susurra los primeros versos de Dance me to the end of love o cuando se percata de que está tocando la bandurria, su primer instrumento, en el Carnagie Hall de Nueva York. "Más nervioso me pondré cuando toque en Zaragoza, porque estarán viéndome mis padres y mis amigos", dice. Será el próximo 15 de septiembre.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.