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"Me creí todo; no sabía que era un engaño"

Teresa, a punto de ser desalojada ayer en Madrid, se siente estafada

PAULA DÍAZ

Bankia desahucia a Teresa, con incapacidad permanente y una pensión de 600 euros. La dejarán en la calle con una deuda de por vida. Paremos el desahucio'. Los carteles de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Madrid aún colgaban ayer por la tarde de los balcones de la casa de Olga Teresa Cabrera, una mujer que ayer estuvo a punto de quedarse en la calle. 'Me olvidé de preguntarles si debo quitarlos ya', explicó ayer la mujer, con gesto inocente. Por la mañana, varias decenas de personas, entre miembros de la PAH y sus vecinos del barrio madrileño de Tetuán, consiguieron aplazar la orden de desalojo por impago que pesa sobre ella.

Teresa, ecuatoriana de 48 años, llegó a España hace 12 años con dos de sus cuatro hijos. Trabajó en el servicio doméstico hasta que consiguió la doble nacionalidad y un contrato como auxiliar de ayuda a domicilio. Cobraba 1.100 euros al mes. Al principio, vivió de alquiler y pagaba 720 euros al mes. 'En 2006, una inmobiliaria me convenció para que dejara de tirar el dinero y me comprara un piso. Me creí todo lo que me dijeron; no sabía que era un engaño', lamenta.

Cobra 600 euros por una enfermedad pulmonar que le impide trabajar

Cuando vio que las mensualidades de su hipoteca crecían cada seis meses debido a las subidas del euríbor se sintió 'estafada'. 'Pasé de pagar 900 euros al mes a recibir letras de 1.800. Después del tercer año ya no pude pagar más', explica. Por si fuera poco, en 2009 le detectaron una enfermedad. 'Hasta entonces me arreglaba haciendo noches y horas extra. Soy muy trabajadora, estuve levantando a un señor de 80 kilos hasta el mismo día de mi operación, en junio de 2010', recuerda. Le extirparon tres quistes de un pulmón. Desde entonces, su incapacidad le impide trabajar y la pensión que recibe no alcanza ni los 600 euros.

'Siento mucha impotencia al verme así, dependiendo de mi hija para todo', expresa entre lágrimas. 'Llevo tres días llorando por la ansiedad. Ayer, cuando metí todo en casa de una vecina pensé: 'La enfermedad no me mató y casi lo hace esto', cuenta. Lejos de sentirse aliviada (aunque sí agradecida) por el aplazamiento del desahucio, Teresa sólo tiene una cosa en la cabeza: 'Voy a luchar hasta el final para que me condonen la deuda, pero me vuelvo a mi país el 18 de marzo. Si me pasa algo, quiero estar allí, en el cementerio con los míos'.

'Siento mucha impotencia por depender de mi hija para todo'

En una situación similar a la de Teresa se encuentran sus compatriotas Mónica Ramos y Javier Narváez, una pareja de treintañeros que tienen dos hijos de 13 y 3 años. Viven en el barrio madrileño de Canillejas y, aunque ambos cuentan con un sueldo fijo, la progresiva subida de su hipoteca también hizo que les fuera imposible pagar.

Entre los dos cobran 1.400 euros, pero su letra asciende a 1.650. 'El banco se quedó el piso por la mitad de lo que valía y dicen que aún les debemos la otra mitad: 141.000 euros. Intentamos refinanciarlo, pero no pudimos. Ahora tenemos 15 días para buscar un techo o nos han dicho que los servicios sociales se llevarán a nuestros hijos', cuenta Mónica, asustada. 'Sólo queremos que acepten la dación en pago o que nos dejen aquí, pero con un alquiler social', pidió ayer después de que la PAH también consiguiera paralizar su desalojo. Precisamente, la PAH también consiguió que el Banco Santander concediera, hace unos días, un alquiler social a otro amenazado de desahucio.

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