Este artículo se publicó hace 16 años.
"Me sentía esclavo del cigarrillo"
Celestino Corbacho, alcalde de l'Hospitalet de Llobregat, explica cómo dejó de fumar
Desde que entrase en vigor la ley anti-tabaco, el 1 de enero de 2006, las administraciones se han encargado de promocionar los espacios sin humo. Sin embargo, la mejor forma de concienciar al ciudadano acaso sea predicar con el ejemplo. Por este motivo, Celestino Corbacho, alcalde de l'Hospitalet de Llobregat y presidente de la Diputación de Barcelona, decidió someterse al tratamiento anti-tabaco del Hospital de Bellvitge. "Fue el 26 de septiembre de 2007, una fecha que nunca olvidaré porque realmente merece la pena", explica este político que, según confiesa, empezó a fumar a los 14 años y últimamente llegaba a consumir dos paquetes diarios. "Me había convertido en fumador compulsivo. Cada vez que cogía el teléfono, echaba mano del cigarrillo, y no lo hacía precisamente por placer".
Desde que recibió la ayuda de la vareniclina, los beneficios han sido inmediatos. "He recuperado el olfato, el gusto y, sobre todo, la libertad. Cuando estaba en el Ayuntamiento, en la Diputación, en un aeropuerto... sitios donde está prohibido fumar, me sentía esclavo del tabaco, lo pasaba fatal, estaba deseando llegar a un restaurante para dar una calada. Ahora no, ahora soy libre", confiesa Corbacho. Y además sin engordar, "porque paralelamente al tratamiento, he seguido haciendo ejercicio, camino mucho y también corro 6 km en el gimnasio o en la cinta de casa".
Pero el camino no ha sido fácil. "El fármaco te ayuda en un 70% y el resto lo pones tú", explica este edil socialista de 57 años que, tras cuatro meses de tratamiento, ha logrado lo que le parecía imposible, renunciar a su pasión: "No tocar una caja de puros. Hace poco me regalaron una de Cohibas y le aseguro que ahí está, intacta".
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