Este artículo se publicó hace 16 años.
Meirelles abre Cannes con una visión poco novedosa del colapso de la civilización
El brasileño Fernando Meirelles abre hoy la 61 edición del Festival de Cannes con Blindness, una nueva visión del "colapso de la civilización" que poco nuevo aporta y que recibió una tibia acogida en su primer pase de prensa.
El director brasileño Fernando Meirelles, acompañado por la mayor parte de los protagonistas de su película -Julianne Moore, Gael García Bernal, Alice Braga, Yusuke Iseya, Yoshino Kimura, Don McKellar (también guionista) y Danny Glover, con la única ausencia de Mark Ruffalo- , reconoció en una rueda de prensa que no considera su filme como "el mejor para abrir un festival".
Basada en la novela Ensayo de la ceguera, del Premio Nobel de Literatura José Saramago, Blindness será la encargada de abrir oficialmente esta noche el Festival de Cannes y lo hará con una historia mucho más explícita y menos sutil que el texto en el que está basada.
Rodada en inglés y japonés, en su mayor parte en Sao Paulo para no mostrar un perfil de ciudad reconocible, es una película que muestra hasta dónde puede llegar el ser humano en una situación extrema, algo ya explotado en muchas otras películas y que en esta ocasión no aporta nada nuevo.
Con un buen trabajo de fondo de planificación, montaje y actuación, la película se ve pero lastrada por una música poco adecuada, por una historia más previsible de lo que debería y por un guión que parece buscar una justificación moral a lo que hacen sus personajes.
El original punto de partida de la historia es el de un hombre (Yusuke Iseya) que de forma repentina y brutal pierde la visión, problema que se extiende hasta convertirse en una epidemia y que lleva a las autoridades a confinar a todos los enfermos en un hospital abandonado.
Pero esa originalidad de la gran novela de Saramago no es explotada por Meirelles, que ha realizado un filme deudor de "Children of men", de Alfonso Cuarón, en su estética, y que recuerda a "Babel", de Alejandro González Iñárritu, con su mezcla de nacionalidades, razas e idiomas.
Con una estética futurista-catastrofista fruto de un buen trabajo de ambientación y decorados -alabado en la rueda de prensa por Julianne Moore que afirmó: cuando llegamos el primer día al set de rodaje te ponías mala sólo de verlo porque habían hecho un trabajo extraordinario-, la cinta ahonda en lo peor del ser humano pero dejando un enorme resquicio a la esperanza.
Meirelles, que ya había intentado en 1998, sin éxito, conseguir los derechos de la novela -"Saramago dijo entonces que no porque el cine destruye la imaginación"- destacó las múltiples lecturas que se le podían dar a la historia: psicológica porque muestra lo primitivo del ser humano y su tendencia a lo establecido o filosófico-política por la disyuntiva entre ser ético o ser fuerte.
Al respecto, Julianne Moore, que interpreta el papel de la mujer de Mark Ruffalo y única que no pierde la visión, indicó que al preparar su personaje pensó mucho en la idea de la responsabilidad. "Para mí era muy importante hacer que el personaje traspasara la línea que diferencia la responsabilidad y la irresponsabilidad".
Para el resto de los actores la principal dificultad estuvo en interpretar a personajes ciegos.
"Saltar al mundo de la ceguera fue increíblemente liberador y aterrador" al mismo tiempo, explicó García Bernal, quien aseguró que en los primeros momentos del rodaje estaba "aterrorizado".
En el mismo sentido se manifestaron Yusuke Iseya, Yoshino Kimura (que interpreta a su mujer) o la brasileña Alice Braga (en el papel de una prostituta) que señaló la dificultad de hacer de ciego "viendo pero no viendo".
Por su parte, Don McKellar, que tiene una papel secundario en la película además de ser el guionista, consideró que se trata de "un filme sobre la dignidad", sobre cómo preservarla.
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