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Melcior Comes dice que tiene una "pasión secreta y enfermiza por la Segunda Guerra Mundial"

EFE

El joven escritor mallorquín Melcior Comes, que ganó el último premio Josep Pla de novela con "La batalla de Walter Stamm" (Destino), ha confesado en una entrevista con Efe que desde hace años tiene una pasión "secreta, enfermiza por la Segunda Guerra Mundial", que ha acabado plasmando en este libro.

Profesional de la crítica literaria, asevera que si tuviera que titular un artículo suyo sobre la obra sería algo parecido a "La aventura del horror", aunque reconoce que el relato, muy visual y dinámico, permite otras lecturas.

Al terminar "El llibre dels plaers immensos", con el que también obtuvo el Ciutat de Palma en 2006, Comes, que se ha interesado desde siempre por lo que supuso la Segunda Guerra Mundial, decidió, finalmente, armar un artefacto literario centrado en esta cuestión.

Durante un año buceó por numerosas obras literarias, desde la escrita por el catalán Joaquim Amat-Pinella sobre los campos de exterminio, a otras como el informe "El campo de concentración de la SS", de Bausman.

Visionó películas y series como "Shoa", de Claude Lanzman, y navegó por Internet en busca de todo lo que pudiera relacionarse con esa temática, desde diferentes puntos de vista.

Finalmente, se sentó ante el ordenador y creó a un joven poeta alemán llamado Walter Stamm, secretario personal del oficial del Estado Mayor Wolfgang Hassenfeld, que un día es acusado de violación de secretos de Estado y condenado a veinte años de trabajos forzados en un campo de concentración.

Posteriormente su pena es conmutada y es enviado al frente ruso, donde participa en la batalla de Stalingrado, a la que sobrevive.

Acaba sus días en Mallorca, donde a sus noventa años de edad rememora todo lo que sucedió en su vida, de la que prácticamente nada ha explicado a su hijo Adán, a sus nietos y a su bisnieto.

Aunque parece que se desprende una brizna de esperanza de la última conversación que este hombre mantiene con su bisnieto Walter, de 10 años, Comes reconoce que el libro acaba con la sombra de que la sociedad del bienestar conseguida en la Europa Occidental, después de las grandes contiendas bélicas del siglo XX, puede, en cualquier momento, "volar por los aires".

"La literatura -prosigue el mallorquín- sirve, precisamente, para complicar un poco las cosas y dotarlas de nuevas dimensiones, abriendo nuevos balcones, elevándose sobre otros pisos".

Respecto del hecho de que este Walter Stamm no haya apenas hablado con su familia de sus terribles experiencias tanto en el campo de concentración como en Stalingrado, Comes sostiene que es algo que ha ocurrido con muchos supervivientes, que "después del horror tuvieron una gran predisposición por vivir, entendiendo que ya habían pagado un tributo a la infelicidad".

Con un gran dominio de la lengua catalana y reconociendo que Josep Pla es uno de sus autores predilectos, la novela tiene un ritmo trepidante, con una gran sucesión de acontecimientos, desde lo que supone la batalla diaria por un trozo de patata con gusano en un campo de concentración a lo que es estar agazapado en una trinchera esperando no morir en un tiroteo.

Preguntado sobre sus próximos proyectos, responde Comes que está pensando en una sátira política sobre el momento actual, aunque "todavía debo encontrar la voz del narrador. Cuando la tenga, entraré de lleno en ella", agrega.

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