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Menores sin libertad, lejos de sus familias y vigilados

Los adolescentes internados por violación afrontan una reeducación por fases

Á.M. / M.S. / R.V.

Privados de libertad en un centro con medidas para evitar su fuga, en ocasiones lejos de casa y siempre vigilados, los menores ingresados por el juez en centros de internamiento empiezan su vida de cero, con un estricto proceso de reeducación y de toma de conciencia de sus actos. 'Residen en habitaciones individuales y tienen un régimen educador que comienza a las 8.30 horas y termina a las 22.00, cuyo objetivo es resocializarlos a través de talleres y profesionales como psicólogos, educadores y trabajadores sociales, que les enseñan pautas de conducta y habilidades', explica Mercedes Mayo, delegada de la Consejería de Justicia en Córdoba.

A raíz de la violación de dos niñas de 13 años en Baena (Córdoba) e Isla Cristina (Huelva), siete menores aunque con 14 años o más han sido ingresados cautelarmente en régimen semiabierto en distintos centros de internamiento de Andalucía. Por los hechos de Baena, hay tres en centros de Córdoba, Sevilla y Granada, según Mayo. Por la agresión en Isla Cristina, hay dos en Cádiz, otro en Sevilla y un cuarto en Almería, explican fuentes de la Guardia Civil.

El debate abierto por los tres menores de 14 años que han quedado en libertad por ser inimputables en los casos de estas dos supuestas violaciones ha eclipsado en parte un hecho que también podría ser objeto de discusión: el de la privación de libertad de menores que, en ocasiones, sólo tienen 14 años. En este caso, además, sólo uno de ellos ha sido recluido en su provincia.

Los siete adolescentes afrontan ahora una larga reeducación en diversas fases. El régimen semiabierto impuesto a los internados por los hechos de Baena e Isla Cristina implica que pueden salir del centro para actividades programadas por el centro, pero siempre deben dormir en él. El contacto con sus familiares se limita a visitas de estos. 'El régimen sancionador es muy duro', explica Mercedes Serrato, integradora social que ha trabajado en centros de internamiento en Sevilla.

Patricia Fernández, abogada experta en menores, también desmonta el tópico incierto de que, por tener menos de 18 años, cualquier detenido se va de rositas. 'A un internado se le aplica el mismo protocolo de entrada que a un adulto en prisión preventiva. Lo primero que se hace es despojarlo de todos sus efectos personales', cuenta. 'Y si cometen faltas, se les castiga con cosas que les importan, como objetos personales o ropa', añade.

La Junta de Andalucía evita dar detalles sobre casos concreto que afecten a menores. Pilar González, coordinadora de Justicia Juvenil de la Consejería de Justicia, señala que, con carácter general, en casos en los que el juez decreta una privación cautelar de la libertad del menor, se trata desde el principio de que este 'tome conciencia del mal comportamiento que ha tenido', de forma que 'se prevenga que pueda tenerlo en el futuro'. Estos menores están 'siempre vigilados' y realizando actividades.

En el paso por un centro de menores hay tres fases principales. La primera, de observación, que dura unos días y durante la cual 'los directores del centro y todo el personal están especialmente atentos', a fin de garantizar la integración de este. La segunda es de desarrollo, cuando el internado empieza a participar en las actividades del centro. Esta es la de más duración. Por último, en la fase final el menor se prepara para su reingreso en la sociedad. A ello puede sumarse la libertad vigilada una vez que abandone el centro.

'Lo que más añoran', cuenta la abogada Fernández, 'es a su familia y amigos'. Viven en módulos que no suelen exceder las siete u ocho personas aunque cambia según los centros y a menudo duermen en habitaciones individuales. El régimen de talleres es muy intenso. Las normas son estrictas y abarcan desde los hábitos de comida a los modales, pasando por el vocabulario.

1- Por regiones
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, pertenecientes a 2007, la comunidad autónoma con un mayor número de menores condenados es Andalucía, con 3.608, seguida de Catalunya (1.489), el País Valenciano (1.458) y la Comunidad de Madrid (1.319).

2- Por sexo
Como sucede con los delincuentes adultos, la mayor parte de los menores infractores son masculinos. Ellos suman 11.580 condenas, frente a las 2.051 que se les impuso a las jóvenes españolas.

3- Por tipo de delito
La mayor parte de los delitos cometidos por los menores comprendidos entre los 14 y los 17 años fueron robos (6.216) y hurtos (1.251). Además, en 2007 los menores fueron responsables de 1.644 delitos de lesiones.

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