Este artículo se publicó hace 16 años.
El mercado ruso pierde 60.000 millones de dólares por temor a un nuevo "caso Yukos"
Las amenazas del primer ministro Vladímir Putin a una de las mayores compañías siderúrgicas del país hundieron ayer el mercado ruso, que perdió casi 60.000 millones de dólares por temor a un nueva campaña de acoso y derribo como el "caso Yukos".
Al más puro estilo soviético de los "directores rojos", Putin arremetió el jueves contra la compañía Mechel, uno de los líderes del sector metalúrgico y minero, a la que acusó de manipular los precios en el mercado para reducir su base impositiva.
En el primer trimestre del año, la compañía vendió materia prima al extranjero a la mitad del precio interior, es decir, también de los mundiales. ¿Y dónde están los impuestos para el Estado?, inquirió Putin durante una reunión sobre los problemas del sector.
Ante las cámaras de televisión, el hasta hace poco jefe del Kremlin exigió al Servicio Federal Antimonopolio y al Comité de Investigación de la Fiscalía General que presten "especial atención" a la gestión de la compañía para "esclarecer lo que pasa".
El jefe del Gobierno también se molestó por el hecho de que el director y principal accionista de Mechel (69,87%), Ígor Ziuzin, no haya acudido por enfermedad a esa reunión, a pesar de haber sido citado, al encontrarse hospitalizado con problemas cardíacos.
"Le aconsejo que se cure rápido, en caso contrario tendremos que mandarle doctores a su casa para zanjar todos estos problemas", amenazó Putin a Ziuzin, el número 77 mundial en la lista de "Forbes" de multimillonarios, con una fortuna de 10.000 millones de dólares.
Como consecuencia, el mismo jueves las ADR (certificados de depósito americanos) de Mechal en la Bolsa de Nueva York cayeron un 37,6%, y otro 29,64% el viernes en Rusia, reduciendo la capitalización de la compañía en 5.700 millones de dólares (de 15.500 a 9.500 millones).
La caída de Mechel arrastró los títulos de las compañías rusas más cotizadas, como Gazprom (-3,8%), Lukoil (-6,4%), Surgutneftegaz (-6,7%), Rosneft (-4,9%), Gazpromneft (-9,4%), Norilsk Níquel (-6%) y Sberbank (Banco Estatal de Ahorro, -7,2%).
En lo que la prensa tachó de "Viernes Negro", la principal bolsa de valores rusa, RTS, perdió un 5,59%, y la Bolsa Interbancaria de Divisas de Moscú otro 5,49%, volviendo sus indicadores a niveles de principios de año, cuando se desató la crisis hipotecaria mundial.
"El pánico en el mercado refleja el temor de los inversores ante un nuevo 'caso Yukos'", sentenció hoy en el diario "Komsomolskaya Pravda" Alexéi Logvin, economista jefe de la inversora Rus-Capital.
Yukos, la mayor petrolera privada, fue arruinada por el Estado con polémicas reclamaciones fiscales y de hecho nacionalizada para castigar las ambiciones políticas de su fundador Mijaíl Jodorkovski, otrora el hombre más rico del país que ahora cumple una condena de ocho años de cárcel por delitos económicos que no reconoce.
"Recordando a Yukos, los inversores occidentales se apresuraron a vender (...). A la libre empresa rusa le han recordado las reglas del juego", cita "Kommersant" en un análisis de Renaissance Sequrities, mientras el de ING admite que "las compañías rusas siguen dependiendo en un alto grado de los caprichos del poder".
Otro factor que contribuyó a la confusión y el pánico, según la prensa, fue el hecho de que Mechel es el principal "monedero" del partido del Kremlin, Rusia Unida, liderado por Putin y que costeaba cualquier proyecto de esa formación oficialista.
El diario "Gazeta.ru" señala que Putin ha vuelto a confirmar que la propiedad privada no es sagrada en Rusia, lo que es "inadmisible en un país que, por boca de sus líderes, reclama un lugar de honor entre las grandes potencias del siglo XXI".
El digital considera a Mechel la "primera víctima" o el "chivo expiatorio" de la campaña lanzada por el Kremlin contra la inflación y la subida de los precios del acero y la materia prima, sin importar el efecto negativo para la imagen y la economía del país.
Para ello, el viceprimer ministro Ígor Sechin, quien orquestó el acoso de Yukos, ha obligado a todos los extractores de carbón a pasar a los contratos a largo plazo con sus clientes, como una forma de "congelar los precios", la receta preferida del Kremlin.
Mechel se resistía a obedecer esa orden del Gobierno, aunque los analistas discrepan si sus suministros de coque barato cumplían contratos cerrados hace tiempo o bien eran una forma de evasión, al entregar materia prima a una compañía doble en el extranjero que la revendía más caro y blanqueaba los beneficios en paraísos fiscales.
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