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Messi y Ronaldinho se citan para el martes en Pekín

EFE

Messi y Ronaldinho, Ronaldinho y Messi, los dos nombres más sugerentes de los dos equipos más atractivos presentes en Pekín 2008 se citaron hoy para el martes en el Estadio de los Trabajadores de la capital china, en unas semifinales olímpicas con claros tintes de final anticipada.

Brasil se impuso con muchos problemas y en la prórroga a un Camerún con diez en un encuentro con un Ronaldinho secundario, mientras que Argentina también tuvo que aguardar al tiempo suplementario para derrotar a Holanda con un gol de Di María que salió de las botas de Messi.

Compañeros de vestuario hasta hace poco más de un mes, el esperado encuentro entre los dos astros del balón se convertirá a buen seguro en uno de los principales focos de atención de la decimocuarta jornada de los Juegos Olímpicos de Pekín, cuyo torneo de fútbol han engrandecido y su interés multiplicado con su presencia.

El objetivo a corto plazo es el mismo para ambos: colgarse el primer oro olímpico de su carrera, toda vez que el de Rosario participa por primera vez en unos Juegos Olímpicos y aunque el de Porto Alegre ya lo hizo en Sydney 2000 como líder de su selección, la "canarinha" fue sorprendida por Camerún en cuartos.

Ahora que llega la hora de la verdad, ambos están llamados a ser, además, los encargados de conducir a sus selecciones a dichas metas, conseguir el segundo oro olímpico consecutivo en el caso de la albiceleste y, en el de la "canarinha", la obtención del único título internacional importante que le falta a toda una pentacampeona mundial.

Sin embargo, la meta a largo plazo es diferente en ambos casos y viene marcada por la trayectoria recorrida en los últimos tiempos, ascendente en el caso de Messi y descendente, incluso decadente, en el de Ronaldinho.

Para el argentino, olvidados los problemas que su presencia en los Juegos Olímpicos le acarreó con su club, el Barcelona, Pekín debe ser una parada más en el camino emprendido hacia el olimpo, hacia su consagración como mejor jugador del mundo, mientras que para el brasileño, que lo fue en su momento y fue convocado por Dunga a instancias de su federación, la capital china debería convertirse en la primera escala del viaje hacia su rehabilitación futbolística.

Sin embargo, ninguno de los dos está firmando el mejor torneo que se le recuerda y la intermitencia está siendo su principal característica, si bien el argentino está participando más y siendo más protagonista y desequilibrante.

El mejor Messi se vio el primer día ante Costa de Marfil y hoy ante Holanda, dos encuentros que la albiceleste ganó por 2-1 y en los que el de Rosario anotó un gol y participó de manera decisiva en otro.

Mientras tanto, el nuevo jugador del Milán no apareció hasta el segundo partido, ante la débil Nueva Zelanda, ante la que anotó dos tantos a balón parado y metió media docena de buenos balones a sus compañeros, algo que repitió posteriormente ante China para volver a pasar desapercibido hoy ante Camerún.

Sin embargo, ya se sabe que las estrellas lo son, entre otras cuestiones, porque emergen en los momentos claves y en los partidos importantes, y el duelo del martes lo es: reedición del clásico sudamericano por excelencia (y uno de los principales a escala mundial) en unas semifinales de unos Juegos Olímpicos, con Messi y Ronaldinho, Ronaldinho y Messi frente a frente y millones de miradas clavadas en ellos, confiando en que una inesperada virguería decante la balanza de uno u otro lado.

De hecho, tiene todos los ingredientes de las grandes ocasiones menos uno: ser la final olímpica en vez de la semifinal, si bien contará con la merecida categoría de final anticipada tras la que, tanto el que se lleve el gato al agua como el que hinque la rodilla volverá a acaparar portadas de medios de comunicación de todo el mundo por uno y otro motivo.

Messi parte con ventaja en las apuestas para anotarse el duelo personal aunque, cuando se trata de genios, el resultado final, como en las buenas películas de suspense, no se conoce hasta el último momento y puede estar supeditado a giros insospechados.

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