Este artículo se publicó hace 15 años.
"Mi marido me ha pedido que siga luchando"
Las familias exigen al Gobierno que "deje de mentir" y traiga a los marineros
Pido la dimisión de los gobiernos español y vasco". María Ángeles Jiménez, la mujer de Gaizka Iturbe, uno de los 36 marineros del Alakrana secuestrados, explotó de ira con esta exigencia tras haber recibido ayer por la mañana una llamada de su marido. "Se han llevado a tres hombres a tierra y lo harán con todos nosotros si España no libera a los dos piratas encarcelados", le comunicó.
El temor se hacía realidad. Las familias de los pescadores apresados habían conocido hace más de tres semanas, a través de distintos medios de comunicación, que los piratas habían exigido, entre las condiciones para liberar a la tripulación, que sus dos compañeros apresados en España fueran puestos en libertad. "Los gobiernos vasco y español nos decían, sin embargo, que eso no era verdad y que era mejor que estuviésemos callados para no perjudicar la negociación. Nos han mentido y jugado con nosotros, mientras nos hacían, eso sí, un periplo con visita incluida a Lehendakaritza [la presidencia vasca]", denunciaba María Ángeles.
Desembarcados por "sorteo"Hacia las nueve de la mañana de ayer su teléfono sonó. Era su marido. La última ocasión que había podido hablar con él fue hace 19 días. Esta vez era una llamada ordenada por los propios secuestradores para trasladar su mensaje. María Ángeles Jiménez escuchó cómo su marido, "llorando como un niño", le explicaba que los piratas se habían llevado a tierra a tres hombres elegidos "por sorteo" como una medida de presión para exigir la liberación de los dos piratas encarcelados por España. La amenaza es de muerte. "El Gobierno no hace nada, mira para otro lado", le llegó a decir Gaizka Iturbe a su mujer, a la vez que le instaba a "seguir luchando. "Es lo que me ha pedido".
María Ángeles escuchó ayer cómo su marido lloraba "como un niño"
La mujer de Iturbe acusó al Gobierno de haber impedido, incluso, un posible acuerdo entre el armador y los secuestradores para lograr la liberación de la tripulación. "Me consta que el armador ha ofrecido para el rescate su barco, que cuesta 300 millones, y no le han dejado", afirmó.
La angustia de María Angeles se vivió en cada una de las casas de las familias. Los secuestradores habían exigido a los tripulantes que llamaran para comunicar personalmente su última amenaza. Argi Galbarritu recibió la llamada de su hermano Iker, el capital del Alakrana: "Esta llamada nos ha hundido. Desde un primer momento, tanto a mi hermano como al patrón les han dicho que, si no iban los dos detenidos a Somalia, no iba a haber liberación".
Frustración por el "engaño"En Galicia, Cristina Blanch, hija del patrón del barco, Ricardo, destacó tras haber hablado también con él que durante los 35 días de secuestro la mayoría de las familias había sido "prudente" y había confiado en que "todo el mundo estaba haciendo lo que podía". "Lo que nos tiene enfadados es que [el Gobierno] nos haya dicho que los dos detenidos estaban fuera de la negociación, cuando lo cierto es que estaban desde el primer minuto", dijo, antes de pedir al Ejecutivo que analice el marco jurídico y los convenios internacionales hasta encontrar el modo de liberar a los dos piratas.
"Esta llamada nos ha hundido", señala la hermana del capitán
Antonio Costas recibió en su casa de Vigo una llamada desde el Alakrana. Era su hermano Pablo, "hecho polvo" tras conocer la última amenaza de muerte de sus secuestradores. "Queremos que los saquen de allí inmediatamente. Que el Gobierno se deje de decir mentiras y tonterías y que haga lo que tiene que hacer", exigió Antonio, "harto" de que en el Ejecutivo "se dediquen a tapar lo que está pasando".
"Esta situación ya ha llegado a su límite y hay que actuar ya", sentenció.
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