Este artículo se publicó hace 15 años.
Miguel Narros dice que "en la vida unas veces ganas y otras pierdes"
El director teatral Miguel Narros tiene 80 años, detesta que le llamen "maestro" y "mucha prisa", y por esto último, dice en una entrevista con Efe tras saber que le han dado el Premio de Honor de los Max, se ha roto el peroné. Ha certificado, del tirón, lo difícil que es todo para un discapacitado y que en la vida "unas veces ganas y otras pierdes".
"¿Que si estoy contento con el premio? Muy satisfecho porque siempre es una alegría que te den un Max -ya tiene dos y otros tres como finalista- porque es un galardón con muchos valores", asegura este madrileño que tiene a sus espaldas cerca de 60 años de carrera y que no ha parado ni siquiera en los cuatro meses que ha tenido que llevar una férula en la pierna por salir deprisa y escurrirse en el hielo a la salida de su casa, en Valdemorillo (Madrid).
"Acaban de quitarme la escayola. Tengo que ir deprisa para atender a todo lo que me traigo entre manos y por eso me ha pasado esto. Te das cuenta que el mundo no está hecho para los inválidos, todo son obstáculos. Nadie piensa en los que no se pueden mover, pero claro esto lo veo ahora en plan egoísta, porque me ha pasado a mi", reconoce.
En el teatro lo ha hecho prácticamente todo, desde dirigir el Teatro Español, "el templo", durante más de dos décadas, a ser el director "de cabecera" del María Guerrero durante los 90 o traer a España los mejores títulos. Pero Narros no cede ni un milímetro a la edad.
Está preparando el estreno en España de "La abeja reina" ("Humble Boy"), de Charlotte Jones, con Verónica Forqué y Miguel Ángel Rellán y que estrenará el 26 de marzo en el Teatro Lope de Vega de Sevilla, sigue la evolución de la gira "La cena de los generales", de José Luis Alonso de los Santos, con Sancho Gracia, y que llegará a Madrid en septiembre, y en julio lleva "Fedra", con Lola Greco y Enrique Morente, al Festival de Almagro.
Narros sostiene que el teatro actual está "despegando muy fuerte y con gente joven con mucha potencia, que están experimentando para salirse de las formas teatrales establecidas" y se apena de no haber podido ir a ver aún el "Hamlet" de Tomaz Pandur.
Otra que le gustaría ver es "Medida por Medida", la obra de Shakespeare que desde que él la dirigió en 1968 no se había vuelto a montar en España.
"Siempre es muy interesante ver qué visión escénica tienen otros en otro momento de la historia", asegura sobre esa pieza, que ahora dirige en el teatro de La Abadía Carlos Aladro.
Lo que vale siempre, sostiene, "es la juventud, los años fecundos en los que la intuición puede más que la sabiduría, en los que se arriesga muchísimo. Todos lo hemos hecho, jugándonos el pellejo. Detesto que me llamen maestro, me aleja de eso, aunque me tocara serlo por edad y, si acaso, por la sabiduría".
El teatro, explica, "es siempre el teatro, una sala con cuatro dimensiones, pero se pueden utilizar de todas las formas. Es como un ser vivo".
Está muy satisfecho de la vida que ha tenido, porque, además, ha tenido su "momento Eureka", "el del éxito en lo que siempre has perseguido. No han sido muchos pero los he tenido. La verdad es que hace tres años ya superaba el centenar de montajes. Casi no da tiempo a vivirlos", reflexiona.
No tiene ninguna "espinita" clavada, porque "en la vida, una veces ganas y otras pierdes. Me siento afortunado de que a los 80 años mi obra esté vigente y yo circulando, aunque cojo, con cosas nuevas".
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.